“El Público”, una obra para hacer magia junto a Lorca

Juan Manuel Romero

Contenido de la edición 10.05.2024

 

Durante marzo y abril el teatro Solís abrió sus puertas para recibir nuevamente una obra de la Comedia Nacional.

El Público, de Federico García Lorca, es una obra metateatral que destruye -y es exacto el término- el teatro tradicional y las convenciones teatrales de la época.

Es una crítica al "teatro al aire libre", haciendo hincapié en que no remite a la esencia artística del teatro, la cual subyace en el interior de las emociones, de los sentimientos, de la psique, de los sueños; en definitiva, de lo mágico.

Es el reflejo más pleno de dicho pensamiento -el pensamiento mágico-, aquel que se contrapone tajantemente con la noción racional del teatro, dejando de lado la razón y priorizando lo que es inexplicable para ella, el sentir.

A partir de Descartes y su discurso del método, la historia -principalmente occidental- ha colocado a la razón en el centro, infravalorando al pensamiento mágico -Ernesto Sábato comenta su visión, muy interesante, en una entrevista para El Espectador en 1990-.

Federico García Lorca recoge las pinturas más profundas -el miedo, los deseos, el amor y el desamor- y pinta con ellas un cuadro a simple vista absurdo e inentendible, pero que, en tanto el público deje de lado la razón y someta a sus sentidos para lograr, no entender sino sentir y llegar al fondo de la pintura -a las pinturas-, resultará en una experiencia artística sumamente enriquecedora.

La obra podría interpretarse principalmente como onírica, pues en el plano de los sueños se esconde su naturaleza: lo surrealista, lo fantástico, lo irracional. Es, en definitiva, aquello que no mejora, sino que progresa, aquello que no es mejor o peor, sino distinto: el arte.

El lenguaje escénico resulta entonces claro y conciso: vamos a hacer magia junto a Lorca.

Y el paso principal para entenderla es preguntarse en primera instancia: ¿cómo debo pensar para hacer magia? ¿Cómo debo pensar para hacer arte?

¿Cómo debo pensar a Lorca? ¿Acaso debo solo sentirlo?

"¿Es que Romeo y Julieta tienen que necesariamente ser un hombre y una mujer?"

El amor, según Lorca, es universal.

Debe esconderse bajo los hilos de la libertad y de la verdadera subjetividad.

No importa si Julieta es interpretada bajo un papel masculino, no importa si es "un pez luna" o un "cuchillo", una "piedra" o un "mapa", puesto que estas etiquetas no pertenecen al plano de la libertad, sino de lo superficial, pertenece al plano de las máscaras.

Las máscaras son un elemento que Lorca utiliza como simbolismo y como crítica al teatro de la época, y el miedo a ser juzgado que naturalmente tenía -ser homosexual no era nada sencillo en esos tiempos- se esconde detrás de la máscara.

Detrás de una actuación sublime y elementos visuales sumamente acordes a la esencia onírica de la obra, la Comedia Nacional nos hace viajar junto a Federico García Lorca una vez más, y nos entrega totalmente a él, para entenderlo; para entendernos.

Más allá de la evidente calidad de la obra, esta representa una puerta necesaria a la reflexión y al cuestionamiento, que se le ofrece al público. Federico García Lorca no se desnuda frente al público, sino que encuentra al público desnudo con su obra.

La idea de romper con lo convencional, desafiar las miradas racionalistas del arte y reflexionar sobre el verdadero significado del mismo le agrega un tono pícaro y a la vez elegante.

La excelencia de la obra se manifiesta especialmente en las reflexiones que provoca una vez vista. Es una de esas obras que comienza luego de terminar.

Aquellas creaciones verdaderamente artísticas y reflexivas encuentran su virtud en su perdurabilidad a lo largo del tiempo.

El Público se erige como un vibrante color rosa en una sociedad y panorama artístico que parecen inclinarse cada vez más hacia tonos grises.

 

JUAN MANUEL ROMERO

Estudiante. Ajedrecista.

 

Imagen de portada: El Público/Teatro Solís


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2024-05-10T18:58:00