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Tras la publicación de Homo credens: Condenados a creer (2019), Raúl Gabriel Koffman[1] nos invita a adentrarnos en una de las zonas más oscuras y complejas de la psique a través de su nuevo ensayo Maldades y crueldades (2023).

Sin ambages ni paños tibios, nos conduce hacia los abisales y laberínticos territorios de la vida pulsional recorriendo minuciosamente las regiones más sinuosas e indómitas del alma humana.

Avalado por su condición de avezado psicólogo clínico y docente universitario de amplia y dilatada trayectoria, propone un ágil diálogo disciplinar integrador de las variables psicosociales, filosóficas, históricas y antropológicas consustanciales a los tópicos abordados.

En efecto, el autor realiza un revelador estudio comparativo -tanto diacrónico como sincrónico- acerca del mal y su ubicua e intemporal presencia en el pensamiento cosmogónico de las más diversas civilizaciones y en la narrativa de las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islam), el budismo, el maniqueísmo y otras.

Ahondando en el concepto de maldad desde una perspectiva pluridimensional, Koffman focaliza y desarrolla su investigación desde el plano de la subjetividad, el campo social y la política, apoyándose a tales efectos en el marco referencial que le ofrecen autores como Leopold von Sacher-Masoh, Friedrich Nietzsche y Antonin Artaud. Asimismo, orienta su búsqueda hacia el área de la psicopatología, poniendo especial énfasis en las entidades nosológicas que componen el espectro de las psicopatías, desprendiéndose de su pesquisa una singular interrogante sobre la cual se expide de manera más que fundamentada: ¿por qué la crueldad fascina?

Conforme el sapiens atinó a dar sus primeros pasos sobre la faz de la tierra, la maldad, la crueldad, la ira, la insaciable voracidad de poder, el odio, el afán de avasallar al prójimo y hasta la mismísima indiferencia con todas sus implicancias, han estado inextricablemente asociados a la peripecia humana. En tal sentido, la lectura de esta obra nos permite bucear con meridiana claridad en las profundidades del ser en tiempos en que el hombre, compulsivamente propenso a tropezar una y otra vez con la deletérea piedra de la discordia, sigue siendo, parafraseando a Thomas Hobbes (1651), el lobo del hombre.

 

JORGE SCHNEIDERMANN

Psicólogo clínico, docente y ensayista

 

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[1] Raúl G. Koffman, psicólogo clínico y ensayista argentino. www.raulkoffman.com.ar