Capota
Delma Cola
Contenido de la edición 27.06.2025
El jueves 20 de marzo se presentó el libro "Historias descabelladas", un trabajo compuesto por cuarenta relatos, donde "mujeres pertenecientes a diferentes generaciones nos traen recuerdos, nos asombran, nos emocionan", al decir de la compiladora Cristina Lampariello.
A continuación, el relato de Delma Cola (y la foto que lo acompaña).
Capota
Delma (1933)
Nací en Montevideo y a los siete años nos fuimos a vivir a Paysandú. De vivir en una casa sin jardín pasé a vivir en una casa con un gran terreno.
Jugaba todo el día en el fondo donde había mucho pasto y árboles. Por el mes de febrero me picaron unos bichitos muy pequeños, a los que llamaban «bichos colorados». Me provocaban una picazón enorme en la piel. Me rascaba todo el día. Una roncha en mi cabeza fue el lugar elegido por una mosca para depositar allí su futura familia. Cuando en mi casa vieron mi cabeza fue una tragedia. Esa noche mi padre, ayudado de una lámpara, intentó quitarme los gusanitos, pero desistió.
Al otro día me llevaron al médico. Limpiaron y desinfectaron la herida, pero para poder seguir curándome en los días siguientes pidieron que me cortaran el pelo alrededor de la herida.
Mi madre tomó la tijera y comenzó a cortar todo mi cabello, dejando escalones en él y algunas zonas sin pelo que dejaban ver mi cuero cabelludo.
Llegó marzo y tenía que comenzar las clases en la escuela. No quería ir con el pelo como lo tenía.
Me compraron una capota de tela almidonada que se usaba como sombrero para protegerse del sol y con ella puesta me presenté en la escuela.
Los gurises querían sacarme la capota. Veían que algo raro había. Les intrigaba eso.
La maestra sabía lo que me había ocurrido y al final habló a todo el grupo explicando cuál había sido mi problema y que tenía mucha vergüenza de que vieran mi cabeza así. Por suerte, luego de la explicación, había pasado la intriga generalizada y me saqué la capota. Al rato ni me acordaba de mi pelo.
Hasta el día de hoy, tengo un gran rechazo a los gusanos.
Imagen de portada: Cristina Lampariello