Carlos Liscano, el escritor y el otro

Contenido de la edición 23.05.2024

 

El 2 de marzo de 2023 se realizó la presentación del libro que recogía el homenaje a Ida Vitale en la sala Idea Vilariño del Solís. Era el tercero de una serie que APLU (Asociación de Profesores de Literatura del Uruguay) editaba a partir de congresos o encuentros sobre escritoras uruguayas vivas: los anteriores habían sido sobre Cristina Peri Rossi y Circe Maia. Ese día Gabriela Sosa le planteó al entonces presidente de APLU, Álvaro Revello, la idea de hacer la jornada de 2023 dedicada al escritor Carlos Liscano. En ese momento Liscano estaba vivo, aunque ya aquejado por un cáncer que venía tratando desde hacía algo más de un año. Al día siguiente Gabriela invitó a Oscar Brando a formar parte de la organización del encuentro y en horas ya estaban redactando la solicitud que presentaron a la directiva de APLU.

Gabriela Sosa había realizado su tesis de maestría sobre Carlos Liscano. Se publicó por Estuario en 2014, Oficio de escritor. Las escrituras del yo en la obra de Carlos Liscano. Había conocido la obra del escritor como estudiante del IPA y lo había seguido leyendo con gran interés. Una vez decidido el tema de tesis pudo conocer al autor, con el que entabló una amistad personal y obviamente intelectual.

Oscar Brando venía leyendo y editando la obra de Liscano desde 1990, primero en editorial Arca, luego en Cal y Canto y finalmente en Ediciones del Caballo Perdido. Fue una prologada amistad y un trabajo continuo de más de treinta años. Tanto a Gabriela como a Oscar, y también a otros amigos del círculo de Liscano, el escritor les había enviado a lo largo de los años su producción que unas veces terminaba editada, pero otras no. De manera que además de su obra édita los organizadores del encuentro conocían muchas páginas de inéditos que acompañaban las publicaciones. Siempre el intercambio con el escritor Liscano resultaba desafiante para el ejercicio de la crítica literaria, no solo por lo concienzuda que era la manera en que Liscano pensaba el rol de su archivo y el de la academia para con él, también porque se sabía que la respuesta a un correo electrónico corría el riesgo de ampliar los alcances de la obra, y por lo tanto el objeto de estudio.

Resuelto positivamente el pedido por la directiva de APLU, Gabriela y Oscar informaron a Liscano de lo que se proponían hacer. Liscano aceptó no sin gastar un chiste clásico de humor negro: tenía que estar muriéndome para que decidieran trabajar sobre mi obra.

Entre los tres, con colaboraciones inevitables e imprescindibles (Mónica Cardoso, Carina Blixen, Fatiha Idmhand) comenzaron a pensar la forma del Encuentro. Se hizo un llamado abierto y se cursaron invitaciones a especialistas en la obra de Liscano y a amigos que podían aportar testimonios. Dentro y fuera de Uruguay Liscano había sembrado un interés entre críticos y lectores de su obra cuyo resultado era una importante bibliografía. Muchos de los invitados aceptaron participar con entusiasmo, otros no pudieron por distintos motivos y lo menos nutrido fue el llamado abierto que adelantó lo que Alicia Torres dijo en la presentación del libro: fuera de ese círculo de estudiosos no abundaban los escritores o críticos que se interesaran por la obra de Liscano.

En medio del camino, entre aquel 2 de marzo y el 29 y 30 de agosto, días en los que las jornadas se llevaron a cabo, Carlos Liscano murió: fue el 25 de mayo.

La organización siguió adelante, tal vez acicateada por el tono de homenaje que tomaba el encuentro. Las Jornadas tuvieron una apertura híbrida: por plataforma Zoom, Norah Giraldi desde Lille; en Montevideo, en la Sala Delmira Agustini del Solís, Hugo Achugar. Este y Mónica Cardoso, viuda del escritor, habían preparado una muestra de los trabajos manuales que Carlos hacía: dibujos, libros objeto, esculturas en alambre, que se presentaron en vitrinas que rodeaban el escenario de ponencias. Hubo una mesa dedicada al teatro, luego tres más sobre diversos temas de la obra y la primera jornada se cerró con el video Pepe Vázquez actor de El informante. En medio de la jornada hubo tiempo para presentar un libro póstumo de Liscano, Mejor no escribas, publicado por editorial Planeta. Al día siguiente, por plataforma Zoom se pudieron escuchar seis ponencias más.

El resultado de las jornadas fue auspicioso y de ahí en adelante quedaba la tarea de recoger las ponencias presentadas y organizar un libro. Así lo hicieron los ahora coordinadores de la edición y con la misma celeridad con la que se respondió a la convocatoria se entregaron las ponencias. Eso permitió en tiempo récord corregir, armar e imprimir el libro que se presentó el 21 de mayo de 2024 en el CIDDAE del Teatro Solís. Estuvo a cargo de Edda Fabbri y Alicia Torres. Apertura y cierre tuvieron el mismo, espléndido, marco.

Esta cuarta entrega de la serie de homenajes a escritores uruguayos destacados, ahora con la sola responsabilidad de APLU ediciones, abre un abanico variado de posibilidades de lectura y desafía la permanencia futura de la obra del escritor. Se trata de un mojón que marca un límite que desearían los responsables de la publicación se atravesara hacia adelante para que la obra de un escritor central en nuestra literatura siguiera viva. Es importante agregar que de la nutrida existencia de manuscritos sin editar se decidió recortar una muestra de Sueños y conversaciones con sus padres, tal vez con la ilusión de que un día se pueda dar a conocer esa zona escondida del iceberg.

Información proporcionada por Oscar Brando y Gabriela Sosa

 

Imágenes: CONTRATAPA


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2024-05-23T16:55:00