Croquiñol
Margarita Martínez
Contenido de la edición 06.07.2025
El jueves 20 de marzo se presentó el libro "Historias descabelladas", un trabajo compuesto por cuarenta relatos, donde "mujeres pertenecientes a diferentes generaciones nos traen recuerdos, nos asombran, nos emocionan", al decir de la compiladora Cristina Lampariello.
En CONTRATAPA venimos presentando semanalmente todos los textos. A continuación, el relato de Margarita Martínez (y la foto que lo acompaña).
Croquiñol
Margarita (1947)
Recuerdo una foto de cuando tenía tres años: una niña con el pelo «llovido», lacio. Recuerdo también que a mi madre no le gustaba que tuviera el pelo así. Desde pequeña me enviaba todas las semanas a una peluquería en el barrio para que me hicieran la croquiñol. Algunas veces me acompañaba mi hermana, dos años mayor que yo.
Me colocaban unos palitos calientes en el pelo, que estaban sumergidos en un recipiente del que salía humo. Tomaban pequeños mechones y los envolvían en esos palitos calientes, sujetándolos con una gomita. Luego tenía que estar debajo de esa gran cápsula que era el secador de pelo, un largo rato.
Al terminar, con mucho cuidado, sacaban todos los palitos y no me peinaban. Me quedaban los croquiñoles todos armaditos, pegaditos a la cabeza, como motitas.
Esta rutina la realizaba todas las semanas, hasta que un día, no sé cómo ni por qué razón, los rulos comenzaron a formarse naturalmente y no me llevaron más a la peluquería.
Pasó el tiempo, y durante muchos años tuve el pelo corto, por practicidad. Cambié de color algunas veces.
Ahora, ya jubilada, estoy disfrutando mucho de mi cabello blanco, no tan blanco como quisiera, largo y rizado. Estoy feliz con mi cabellera.
Imagen de portada: Cristina Lampariello