De Tortorelli a Pinchinatti: candidatos verdaderos y ficticios que quedaron en el recuerdo

Alejandro Giménez Rodríguez 

Contenido de la edición 06.09.2024

 

En este período electoral, un total de 18 partidos compitieron en la campaña por las internas de junio pasado. Pero solo 14 superaron el mínimo de 500 votos para ganar el derecho a participar en la elección de octubre, y pudo verse la dificultad que algunos de esos grupos políticos tuvieron para reunir las convenciones y ratificar sus candidaturas, quedando solo 11 en condiciones de presentarse en los próximos comicios. De partidos pequeños y candidatos raros hablaremos hoy, con dos ejemplos. Uno verdadero y otro ficticio.

Tortorelli: calles en bajada, canillas con leche y techar el Centenario

El candidato Tortorelli fue un pionero en la comunicación política desde el balcón de su casa en 18 de Julio y Juan Paullier.

Los comicios de 1938 tuvieron la novedad de ser en marzo y no en noviembre, y la participación de un partido recordado por un matrimonio que lo comandaba, sus propuestas disparatadas y su baja votación.

Domingo Tortorelli nació el 22 de mayo de 1902, hijo de Luis Tortorelli, un agrimensor de origen italiano y de Catalina Lucrecia D'Alessandro, "una dama de altas virtudes", como a él le gustaba decir. Estudió agronomía y la abandonó para dedicarse al trabajo en sus granjas. Tortorelli fue candidato a la Cámara de Representantes en 1938 obteniendo 69 votos; en 1942, se presentó a la presidencia con Luis Pagani como candidato a vicepresidente y alcanzó los 40. Luego de un paréntesis en 1946, se volvió a presentar en 1950 con el partido La Concordancia Laborista, Lista 200, con su esposa Anatolia Manrupe como vice, y obtuvo 38 sufragios. Las malas lenguas decían que era la que realmente financiaba la campaña de esta formación política.

Pero lo más curioso fueron sus propuestas. Canillas de leche gratuita en todas las esquinas, una carretera en bajada de Rivera a Montevideo para que los camiones de carga ahorraran combustible, jornada laboral de 15 minutos, y el otorgamiento a  todos los ciudadanos, al llegar a los 18 años de edad, de un empleo público, fueron algunas de ellas, además de la idea de crear una "Venecia" en el Valle Edén de Tacuarembó, la instalación de 200 biógrafos gratuitos -como se le llamaba entonces al cine - por todos los barrios, el matrimonio obligatorio de todos los uruguayos a los 25 años, como una forma de aumentar la natalidad; y para captar los votos futboleros, techar el Estadio Centenario para que los partidos no se suspendieran por mal tiempo. Prometió si lo elegían presidente bajar a la mitad el precio de la yerba, el azúcar y el vino.

 Autoproclamado como "El Salvador de la Patria", "Un hombre honesto a carta cabal", "El Patriota Artiguista" y "El Primer Demócrata", fue un gran admirador de Benito Mussolini y de Juan Domingo Perón, llegó a denominar "descamisados", a sus militantes, y  de quién adoptó la costumbre de hablar desde el balcón de su casa de 18 de Julio y Juan Paullier, frente al que se congregaban unos pocos seguidores y muchos curiosos, que mate en mano eran público de un verdadero "stand up" en una época en la que no había TV.

Se jactaba que «aunque muchos han querido llevarme para sus respectivas agrupaciones, yo prefiero cortarme solo (...) Los batllistas andan como locos detrás mío, porque saben que esa sería la única manera de imponer el Colegiado. Los socialistas se agarran de que tenemos afinidades y me ofrecieron una diputación (...) Los comunistas me manifestaron que yo sería el ideal para un candidato único". También acusó en 1950 al entonces mandatario Luis Batlle Berres de querer robarle sus ideas mandando gente a espiar sus discursos.

Domingo Tortorelli falleció en 1990, lo que pasó inadvertido para el gran público. Su recuerdo renace en cada campaña electoral, cuando se habla de propuestas "dignas de Tortorelli", al referirse a ideas poco realizables.

Pinchinatti, o cuando la ficción se confunde con la realidad

 

"Pinchinatti también tiene madre/ Pinchinatti también tiene fe/ Pinchinatti es un hijo de pueblo/ Pinchinatti trepa/ yo lo votaré" (fragmento del jingle del candidato ficticio protagonizado por el actor Ricardo Espalter)

Corría 1989, año de elecciones en Uruguay, y en la mesa de trabajo colectivo de Decalegrón, un programa humorístico producido por canal 10, que se emitió entre 1977 y 2001, nació la idea de crear un candidato a presidente del Partido Unificado Tradicional (PUT).

"Queríamos hacer un candidato diferente para el proceso electoral del ´89 y así surgió Pinchinatti, un político que tenía ideas absolutamente de vanguardia, pero una vanguardia bastante cómica", recuerda el músico y humorista Julio Frade, integrante de ese elenco. Con el correr de los meses, Pinchinatti, interpretado por Ricardo Espalter, empezó a tomar un vuelo que nadie podría haber imaginado. Con jingle y slogan ("Un hijo de pueblo") creados para la ocasión, Pinchinatti comenzó a convocar a pequeños actos en plazas céntricas, empezando por la zona del canal y luego la Plaza de los 33, que con el correr de las semanas incorporaban más gente.

El desacartonamiento de la figura con discursos sobre la base de un lenguaje llano y directo, y la credibilidad generada por el mismo Espalter fueron la clave del éxito. Cabe recordar que, en abril de ese año, el actor había declarado públicamente su adhesión al "voto verde" para derogar la Ley de Caducidad, lo que le había valido comentarios favorables, pero también amenazas.

La mayoría de los actores de ese este sketch ya no están en este mundo. Mecha Bustos hacía de madre del candidato, Enrique Almada, Ruben García y el mismo Frade eran sus asesores y Eduardo D´Angelo participaba haciendo notas entre la gente cual periodista. El summum del fenómeno se alcanzó en noviembre, cuando un domingo a las tres de la tarde un "acto" del "candidato" llenó el Palacio Peñarol. Frade recuerda a la gente con banderas y gorros hechos por ellos mismos, ya que la producción no previó hacer merchandising, y la cantidad de gente que quedó sin poder entrar.

Para el músico, el éxito se debía a que la población "estaba cansada de las promesas políticas", y participaba de esta broma colectiva", manifestó Frade, que luego fuera director de Canal 5 durante el gobierno de Luis Lacalle de Herrera.

Pero cerca de la elección de noviembre del '89, los creadores sintieron que la broma podía tener consecuencias negativas, además de que el sketch ya incomodaba, pese a que se desmintió que hubiera presiones "desde arriba", que el mismo Espalter admitió en 2002: "En la semana previa a las elecciones tuvimos que salir a hablar en serio. Pinchinatti se saca el bigote, se convierte en Espalter y dice que era una broma y que no fueran a poner en las urnas el voto a Pinchinatti. Pero aun así los hubo", dice el músico.

En abril de este año se cumplieron 100 años del nacimiento de Ricardo Espalter, y como un homenaje en las internas de junio de 2024, 35 años después de su éxito, Pinchinatti tuvo un voto en un circuito de Maldonado.

Imagen promocional de la serie televisiva "El Siervo de Pueblo", que el hoy presidente ucraniano protagonizó y que lo catapultó a la actividad política

A la luz de que hoy en Ucrania gobierna Volodomir Zelenski, un ex-humorista, que encarnó en una serie emitida entre 2015 y 2019 nada menos que a un presidente de ese país, aquel fenómeno del Uruguay de fines de los ´80 del siglo pasado no parece descabellado.

 

ALEJANDRO GIMÉNEZ RODRÍGUEZ

Historiador, docente, comunicador,

asesor en la Dirección Nacional de Cultura del MEC

 

Imagen de portada: Pinchinatti, un fenómeno humorístico televisivo que se fue de las manos de sus creadores e incomodó a parte del sistema político uruguayo.

 

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2024-09-06T12:54:00