Digresión sobre el lenguaje inclusivo

Gabriel Francescoli

Contenido de la edición 22.06.2022

 

Esta nota va a salirse un poco de la línea de lo que veníamos escribiendo en las anteriores, pero creo que el tema lo amerita.

En los últimos días se reavivaron polémicas a raíz de un proyecto de ley prohibiendo el uso del lenguaje inclusivo en las instituciones oficiales y en las de enseñanza oficiales y privadas. También otra propuesta para declarar al idioma español como el lenguaje oficial en Uruguay, basándose en el mal uso del idioma que ocurre actualmente y también en las "arremetidas" que una vez sí y otra también dan los partidarios y partidarias del lenguaje inclusivo.

Como los que me leen saben, yo no soy lingüista, profesor de Español ni académico de la lengua. Solamente soy un biólogo que se dedica a estudiar los sistemas de comunicación usados por los animales. Por todos los animales, es decir, por el humano también. Aclarado el punto, pasemos a lo siguiente.

Para empezar, aunque ya se ha dicho muchas veces, muchos lenguajes animales cambian con el tiempo, y esos cambios en general son relativamente azarosos, dependiendo de circunstancias exteriores, mala transmisión de señales, variabilidad genética, etc. Si uno sigue ciertas poblaciones animales estudiando sus medios de comunicación, se podrá ver que en muchos casos las señales comunicativas mutan con el tiempo.

Muchas veces, como se ha detectado en el canto de los pájaros, existen "dialectos" geográficos que identifican a ciertas zonas o poblaciones, que varían y mutan con el tiempo, se alejan más o menos de los cantos "originales" (pero nunca lo suficiente como para irse de los límites de los identificadores de especie), y a veces "retornan" a usos anteriores. Con los lenguajes humanos pasan cosas similares. Aparecen innovaciones que surgen espontáneamente y que, si "capturan" el suficiente número de emisores que las usen, se pueden volver dominantes durante un tiempo en un lenguaje en general, o en ciertos grupos (etarios, sociales, etc.).

Por otro lado, aparecen (y aparecieron) intentos de introducir ciertos usos o lenguajes construidos por algún colectivo con intenciones de cooptar el sistema. Algunos de estos "experimentos" funcionaron, al menos relativamente, y otros muchos no. Por ejemplo, el intento de introducir el esperanto (un lenguaje diseñado "artificialmente") como idioma de comunicación general mundial, que se podría decir que fracasó estrepitosamente, al punto que hoy casi nadie lo recuerda.

A mi entender, el intento desde ciertos "colectivos" nacionales e internacionales de validar y expandir el uso del llamado "lenguaje inclusivo" es uno de esos casos de "introducción artificial" o forzosa de una supuesta innovación. Esa innovación no es espontánea, sino que responde a una agenda de ciertos grupos de presión (que tuvieron mucho éxito en hacerse llamar "colectivos", probablemente para disimular el hecho de que realmente son grupos de presión, lo que en sí no tiene nada de malo, pero el término "colectivo" parece menos confrontativo y más "inocuo") para intentar cambiar la manera de hablar de los individuos humanos.

Hechos como los del esperanto y similares son indicativos de que los lenguajes cambian usualmente de forma azarosa, pero no de forma dirigida.

Por eso, asumo que la suerte del lenguaje inclusivo no será demasiado promisoria, salvo que se lo logre imponer de forma "artificial", que aparentemente es lo que buscan los grupos de presión que lo sostienen.

En cuanto a lo del proyecto de ley sobre la prohibición de uso del "lenguaje inclusivo", se puede ver como restrictivo, aunque parece una respuesta a normas como algunas de las tomadas por la Intendencia de Montevideo sobre el uso "obligatorio" del lenguaje inclusivo en las acciones de su competencia. Lo de la IM parece excesivo, pero además inconducente.

Tampoco el proyecto de ley va contra la libertad de cátedra, como se reclamó por parte de algunos actores universitarios, porque ello no impide la discusión de ese asunto en la academia. Un ejemplo similar sería el hecho de que ciertas técnicas de manejo económico que sirven para cometer estafas o burlar reglamentaciones y están prohibidas (y por lo tanto son penadas por la justicia) no atentan contra las discusiones y la enseñanza de esas mismas técnicas en las aulas universitarias, a efectos de que los futuros profesionales puedan reconocerlas.

Entonces, el uso del lenguaje inclusivo no es una variación al azar o "normal" del lenguaje, sino que deviene de una estrategia de grupos de presión. O sea, el "lenguaje inclusivo" será otro meme más en el mar de memes que tratan de captar nuestra atención, y allí se verá la suerte que sigue, si se lo deja "fluir" libremente..., eso sí, sin presiones para imponerlo o reacciones para prohibirlo.

El problema básico, creo, por el que este "libre fluir" del meme no está ocurriendo, es que se lo soporta o combate con ideas de raíz sociopolítica que están por detrás y que, creo yo, nada tienen que ver con la espontaneidad o la estructura del lenguaje.

Y ese tipo de accionar no parece muy recomendable.

 

GABRIEL FRANCESCOLI

Doctor en Biología, encargado de la Sección Etología de la Facultad de Ciencias

 

(Las opiniones vertidas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la institución en la que se desempeña)

Imagen de portada: CONTRATAPA/dfp



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2022-06-22T15:16:00