Esa bestia impetuosa de la noche
Lilián Hirigoyen
Anne Sexton (cuyo nombre de nacimiento era Anne Gray Harvey) nació el 9 de noviembre de 1928 en Massachusetts.
Contenido de la edición 18.02.2021
Se casó en 1948, a la edad de 20 años, con Alfred Muller Sexton II. Vivieron juntos hasta su divorcio en 1973.
Después del nacimiento de su primera hija en 1953, se le diagnosticó depresión postparto. En 1955, con su segunda hija, Sexton sufrió otra crisis y fue hospitalizada; ambas niñas fueron enviadas a vivir con sus abuelos paternos. Ese mismo año, en su cumpleaños intentó suicidarse.
En el año 1957 se unió a un taller de poesía. Al poco tiempo, sus poemas comenzaron a recibir cierto reconocimiento, y algunos de sus trabajos fueron publicados en varias revistas estadounidenses prestigiosas.
En el taller de poesía al que concurría conoció a la poeta Maxine Kumin, de quien no se separaría hasta el final de su vida y con quien escribió cuatro libros infantiles y también entablaría una relación de amistad con Sylvia Plath, una de las principales cultivadoras de la poesía confesional. Anne Sexton llegaría a dirigir sus propios talleres en varias universidades privadas estadounidenses.
En 1967 fue ganadora del Pullitzer de poesía y luego sería jurado de este prestigioso premio.
El día de su muerte, 4 de octubre de 1974, Anne Sexton, estando en su casa, se puso el abrigo de piel de su madre, se quitó sus anillos, se sirvió un vaso con vodka, se encerró en el garaje y encendió el motor de su auto. Sus restos se hallan en Forest Hills, a las afueras de Boston.
Obra traducida al castellano:
El asesino y otros poemas (Antología) - 1996.
Vive o muere. 2008
Transformaciones. 2009.
Poemas de amor. Edición bilingüe. 2009
Quince poemas. 2011.
Poesía completa. Edición bilingüe. Traducción, introducción y notas de José Luis Reina Palazón. 2013
Anne Sexton, un autorretrato en cartas. 2015
Sus poemas son, en muchos sentidos, un registro autobiográfico de su lucha para superar los sentimientos de culpa, pérdida, insuficiencia, y de la desesperación suicida que la atormentó. Fue una poeta confesional, que plasmó en sus textos una crónica vivencial de ser mujer, y tuvo que soportar críticas por tratar cuestiones que en esa época resultaban tabú, como ser la menstruación, el aborto, la drogadicción, la enfermedad mental.
Su poesía cuidadosamente elaborada y las imágenes contundentes que utiliza dirigen de forma directa una mirada íntima a la angustia emocional que pareció acompañarla, y que se agudizó sobre todo en sus últimos años.
El tema de Peter Gabriel, Mercy Street -integra el álbum "So"-, fue inspirado en la poesía de Anne Sexton y dedicado a ella. Recordemos que Peter Gabriel fue la voz principal del grupo Génesis, hasta que lo abandonó para dedicarse a su carrera de solista.
Rezando en un boeing 707 (*)
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Sales con tus bla bla blas en bloque,
otra vez con el asunto de las cartas.
Si escribo un poema
tú das un reporte contable.
Si hago el amor
me das las frases más graciosas.
Señora Sarcasmo,
¿por qué no te queda ningún hijo?
Ellos se aguantan sus reverencias.
Ellos se agachan con tu estilo.
Ellos se estrechan las manos -como-estás-tú
en esa misma forma inimitable.
Ellos se saltan la sopa con perejil
como tú nunca pudiste.
Ellos llevan a sus hijos en sus brazos
como tazas de chocolate caliente
como tú nunca pudiste
y todavía, todavía
con tu sonrisa, con tu hoyuelo, te imitábamos
te imitábamos a lo lejos...
el gran pino del verano,
la playa que te bañó de aceite,
el jardín hecho de narices,
la luna atada sobre el mar,
los grandes perros de sangre caliente...
la muñeca que me diste, Mary Gray,
o que tu madre me dio
o que me dio la criada.
Quizás fue ella.
Ella tenía un alma,
y era italiana.
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Arriba en el avión,
bajo las nubes tan pequeñas como cachorros,
el fuego postrado en el sol,
hablé con Dios y le pedí
platicarle mis fracasos y mis éxitos,
le pedí que me hiciera un juicio moral
como lo hace.
Él dice
no has hecho,
no has hecho.
Madre,
tú y Dios
flotan con el mismo vientre
arriba.
Flores y gusanos
Dejen dar a las flores un paseo
En lunes, para que pueda ver
Diez margaritas en un florero azul
Con, quizás una hormiga roja
Trepando hacia el centro de oro.
Un pedazo de campo en mi mesa,
Cerca de los gusanos que se agitan deslumbrados,
Moviéndose en el fondo de su viscosidad,
Moviéndose en lo profundo del abdomen de dios,
Moviéndose como aceite en el agua
Deslizándose al través de la buena tierra.
Las margaritas crecen salvajes
Como palomitas de maíz.
Ellas son la promesa de dios en el campo.
Soy tan feliz de amarlas, margaritas.
Así como ustedes de ser amadas,
Y encontrarlas mágicas, como un secreto
Del indolente campo.
Si todo el mundo recogiera margaritas
Las guerras terminarían, cesaría el frío común,
El desempleo terminaría, el mercado monetario se mantendría estable y no habría flotación de ninguna moneda.
Escucha mundo.
Si te tomaras el tiempo de recoger
Las flores blancas de corazón cobrizo,
Todo estaría mejor.
Ellas son humildes,
Son tan buenas como la sal.
Si alguien las hubiera llevado diariamente
Al cuarto de Van Gogh, su oreja se hubiera quedado en su sitio.
Me gusta pensar que nadie moriría nunca más
Si todos creyéramos en las margaritas,
Pero los gusanos lo saben mejor, ¿no es cierto?
Ellos se deslizan en el oído del cadáver
Escuchando sus grandes suspiros.
Nadando al desnudo (**)
En el sudoeste de Capri
encontramos una pequeña gruta desconocida
donde no había nadie y
la penetramos completamente
y dejamos que nuestros cuerpos perdieran toda
su soledad.
Todo lo que hay de pez en nosotros
escapó por un minuto.
A los peces reales no les importó.
No perturbamos su vida personal.
Nos deslizamos tranquilamente sobre ellos
y debajo de ellos, soltando
burbujas de aire, pequeños
globos blancos que ascendían
hasta el sol junto al bote
donde el botero italiano dormía
con el sombrero sobre la cara.
Un agua tan clara que se podía
leer un libro a través de ella.
Un agua tan viva y tan densa que se podía
flotar apoyando el codo en ella.
Me tendí allí como en un diván.
Me tendí allí como si fuera
la Odalisca roja de Matisse.
El agua era mi extraña flor.
Hay que imaginarse una mujer
sin toga ni faja
tendida sobre un sofá profundo
como una tumba.
Las paredes de esa gruta
eran de todos los azules y
dijiste: "¡Mira! Tus ojos son color mar. ¡Mira! Tus ojos
son color cielo". Y mis ojos se cerraron como si sintieran
una súbita vergüenza.
(*)Rezando en un Boeing 707 y Flores y gusanos, versión tomada de https://www.zendalibros.com/5-poemas-anne-sexton/
(**) Nadando al desnudo, versión tomada del blog "Una de poetas. Biblioteca de Poesía"
LILIÁN HIRIGOYEN
Escritora, jurado en el área Letras del Premio Morosoli,
expresidenta de la Casa de los Escritores del Uruguay
Imagen de portada: Anne Sexton fotografiada en 1974 por Arthur Furst