Flor nueva de romances viejos

Daniel Feldman

Contenido de la edición 10.08.2022

 

"De una torre de palacio salieron, por una ventana, la Cava Florinda y sus camareras muy contentas. Se metieron en un jardín lleno de flores. Junto a una fuente que vierte por sus seis caños de oro agua puramente limpia, reposaron las camareras buscando descanso y distracción. Metieron sus brazos en el agua, pero fue la Cava la primera en desnudarse. A la sombra de la alberca su cuerpo era el más bello. La Cava creía estar sola, pero entre las espesas yedras la miraba el rey Rodrigo. Al verla tan bella se enamoró de repente y la Cava Florinda perdió la virginidad, causa de una violación".

"Más aun ella dice que la forzó y él, que ella lo hizo con gusto".

Así comienza la primera parte de la Flor, donde se dan cuenta de los romances de la destrucción de España. A causa de sus ardores, Rodrigo sería derrotado y posiblemente muerto en la batalla de Guadalete y se convertiría en el último rey visigodo.

"¡Pobrecita España! Tú que eres tan nombrada en el mundo, poseedora de las mejores tierras, vinos y ganado; llena de grandes frutales y castillos, por un vil traidor serás quemada" rezaba la advertencia de Julián, el padre de la Cava, al rey Rodrigo, una vez enterado de la afrenta.

Esto es parte del monumental trabajo de recopilación y reconstrucción de don Ramón Menéndez Pidal, que le llevó toda la vida, y en el que recoge verdaderas reliquias épicas y del Romancero. Lo original del trabajo de Menéndez Pidal, historiador, folclorista, medievalista, académico, fue redescubrir textos prácticamente abandonados y revivirlos, dotarlos de nuevo contenido o, por lo menos, de una nueva perspectiva.

Siempre me fascinó -y continuamente me hace reflexionar- el título elegido: Flor nueva de romances viejos. Algo así como la famosa expresión "para novedad los clásicos", atribuida a más de un célebre escritor.

Sin embargo, parecen estar pasados de moda la Cava Florinda, el rey Rodrigo y toda su corte.

Computadora o teléfono celular mediante, propagamos ideas, conceptos, pensamientos. La virtualidad nos ayuda, replicando en las redes hasta alcanzar una amplia difusión y conseguir la virulencia del virus, valga la redundancia.

En suma, vivimos en un mundo de comunicación instantánea, donde los memes pautan gran parte de nuestra existencia.

Pero ¿cómo es eso? ¿El meme no es ninguna novedad?

Efectivamente, el concepto de "meme", con esa misma palabra, proviene de la biología, y fue definido por el zoólogo Richard Dawkins en su original libro, publicado en 1976, El gen egoísta, donde lo caracteriza como un "nuevo replicador", una "unidad de transmisión cultural" o "una unidad de imitación".

Según Dawkins, "somos máquinas de supervivencia, autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar la existencia de los egoístas genes que albergamos en nuestras células". Sin embargo, ese escepticismo inicial se va desvaneciendo a medida que uno avanza en su trabajo y abarca temas como la definición genética de egoísmo o las bases evolutivas del comportamiento.

Nos dice Dawkins que "la transmisión cultural [para la cual el meme es fundamental] es análoga a la transmisión genética en cuanto a que, a pesar de ser básicamente conservadora, puede dar origen a una forma de evolución".

¿Ejemplos de memes, según el autor?: "tonadas o sones, ideas, consignas, modas en cuanto a vestimenta, formas de fabricar vasijas o de construir arcos".

Entonces, ¿qué queremos decir?, ¿que no hay originalidad?

Claro que sí, pero es bueno saber y comprender que nuestra originalidad tiene base en miles y miles de años de evolución, más allá de los necesarios períodos de rupturas; que la renovación histórica debe ser también -con sus necesarios parricidios- un redescubrimiento, una especie de -al decir de Menéndez Pidal- flor nueva de romances viejos.

A veces -unas cuantas- podemos apreciar intentos en diferentes ramas del arte de "innovar" a través de variadas experimentaciones. A priori, algo totalmente válido, en el entendido de estar generando nuevos aportes al desarrollo cultural. Sin embargo, en reiteradas ocasiones nos topamos con que esas innovaciones no son más que balbuceos sin sentido con pretendidos afanes de "transgredir" cánones, tratando a toda costa -y paradójicamente- de establecer nuevos y propios cánones. Algo que, en lo personal, me resulta, parafraseando el título, sin ningún viejo romance y con muy pero muy poca nueva flor.

Ser conscientes de nuestra propia finitud, de que hubo universo antes de nosotros y que seguramente lo habrá después, puede ser un excelente comienzo para dar paso a nuestra originalidad.

Nihil novum sub sole. "¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y no hay nada nuevo bajo el sol", dicen que dijo el rey Salomón.

 

DANIEL FELDMAN

Director / CONTRATAPA

 

Texto base originalmente emitido en el programa radial LA PUERTA por FM Ciudadela-88.7 el martes 30 de julio de 2019

Imagen de portada: La Fuente, de Marcel Duchamp/Tate Modern, Londres


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2022-08-10T21:34:00