Hiperculturalidad y nuevo tiempo

Daniel Feldman

"Hiper", según la Real Academia de la Lengua, es un elemento compositivo que denota un exceso o grado superior al normal de algo.

Contenido de la edición 14.04.2022

 

Recuerdo cuando unos cuantos años atrás se anunció la instalación del primer hipermercado del país. Ya habíamos superado la época del almacén de barrio y el supermercado comenzaba a quedar atrás: ingresábamos en la etapa de lo gigantesco, donde la oferta podía satisfacer toda demanda, siempre que contáramos con lo suficiente en metálico (el término es simbólico, también podía ser plástico) para hacer el correspondiente intercambio de equivalentes.

Deambulamos por un mundo que muchos sostienen está hiperpoblado, con hiperproducción de bienes y servicios pero, simultáneamente, con una hiper mala distribución de la riqueza.

Vivimos la época del hipertexto, una estructura no secuencial que permite crear, agregar, enlazar y compartir información de lo más variada, por medio de enlaces asociativos y redes sociales (Wikipedia dixit); una especie de gran supermercado de textos.

El término hipertexto (hypertext) fue acuñado en 1965 por Theodore Holm Nelson, más conocido como Ted Nelson, un estadounidense pionero de la tecnología de la información, que hoy tiene 84 años. Estuvo precedido por la concepción en 1960 del proyecto Xanadú, que pretendía -nada más, nada menos- lograr un documento global y único -docuverse- que cubriera todo lo escrito en el mundo, mediante una gran cantidad de computadoras interconectadas.

Algo así como el hipertexto total o absoluto. También, por qué no, una especie de idea anticipada de lo que posteriormente devengaría en la web.

Xanadú era la capital estival del imperio mongol, donde el Kublai Khan pasaba su temporada. Samuel Taylor Coleridge, poeta y filósofo inglés, considerado como el fundador del romanticismo en sus tierras, escribió allá por las postrimerías del siglo XVIII el poema Kublai Khan, en que el nombre Xanadú se convertía en sinónimo de lujo, hedonismo, paraíso.

Vaya uno a saber qué asociación de ideas pasó por la cabeza de Nelson para juntar el hipertexto con el hedonismo, o cómo imaginó el paraíso.

Esto viene a cuento a raíz de que, a veces, como con el meme, creemos que las cosas, las definiciones, los conceptos que hoy aplicamos en nuestra vida cotidiana, son invenciones de último momento, de algún emprendedor posmoderno aspirante a unicornio cotizante en Wall Steet.

Sin embargo, Xanadú tiene más historia que las mecas financieras.

En su libro Computer Lib / Dream Machines, original de 1974 y reeditado en 1987, Nelson, el inventor del hipertexto, postula que el mundo mismo es hipertextual y que la hipertextualidad es la "verdadera estructura de las cosas".

Para Nelson, ni el cuerpo ni el pensamiento siguen un modelo lineal. "Desgraciadamente, la idea de secuencia ha permanecido por miles de años con nosotros", dice, y agrega que "la estructura de las ideas no es nunca secuencial" y la estructura del pensamiento es un "sistema de ideas entretejido", que define como "structangle", donde tangle es "enredo" o "nudo".

De acuerdo al filósofo nacido en Corea del Sur y radicado en Alemania Byung-Chul Han, de manera análoga, "la cultura pierde progresivamente esa estructura que la asemeja a la de un texto o libro convencionales" (Hiperculturalidad, Ed. Herder). Agrega que "los límites o fronteras, cuya forma está determinada por una autenticidad u originalidad cultural, se disuelven". Y no son los límites entonces, sino los enlaces y conexiones quienes organizan el hiperespacio de la cultura.

La hiperculturalidad -globalización mediante- superpone, amontona y enlaza contenidos aparentemente heterogéneos, imponiéndose así a los conceptos de trans, inter y multiculturalidad.

Es un tiempo nuevo, de fuerzas en pugna; con susurros, voces, gritos; enfrentamiento de los diferentes; implosiones y explosiones. El mundo hipertextual posibilita una nueva forma de percibir y de andar, si se quiere muy parecida a la vida.

Nuestra existencia es un ir y venir, tomar atajos, alargar caminos, detenerse, experimentar y errar. Ya no nos ceñimos a la idea de progreso constante, de espiral ascendente de la historia, de ineluctabilidades.

¿Qué saldrá de este hiper caldo de cultivo? Nadie lo sabe, así que, por ahora, disfrutemos de la hiperculturalidad.

 

DANIEL FELDMAN

Director de CONTRATAPA

 

(*) A partir de columna original emitida en el programa La Puerta por FM - CIUDADELA 88.7 el 17/09/2018

 

Imagen de portada: CONTRATAPA/dfp


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2022-04-14T12:12:00