Historias olímpicas – Capítulo X: Sochi 2014, la trama del dopaje

Matías Mateus

En los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 celebrados en la ciudad rusa de Sochi, se desarrolló una de las tramas más complejas y sofisticadas del dopaje. En este capítulo de Historias Olímpicas, desarrollaremos las etapas de dicha operación, cómo se destapó el caso y las consecuencias que tuvo.

Contenido de la edición 28.04.2022

 

En el capítulo anterior de Historias Olímpicas abordamos los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984. Ambos eventos, celebrados en el contexto de la Guerra Fría, supusieron una serie de tensiones que desencadenaron los sucesivos boicots.

Después de la clausura de Montreal 1976, empezaron a circular rumores que Estados Unidos pretendía bajarle el pulgar a los juegos moscovitas. Desde tiendas estadounidenses se especuló con la validación del régimen comunista en caso de asistir; en contrapartida, se puso sobre la mesa el miedo a la derrota y la humillación en la arena deportiva que podrían propiciarle los soviéticos.

La razón última que terminó sirviendo de excusa al gobierno de Jimmy Carter surgió a finales de diciembre de 1979, cuando las tropas soviéticas invadieron Afganistán. Al anuncio de Estados Unidos de no participar en los juegos de Moscú se le sumaron otras 65 naciones, como Canadá, China, Alemania Occidental y Japón.

Cuatro años más tarde era de esperar una respuesta similar por parte de la Unión Soviética. El 8 de mayo de 1984, el gobierno soviético anunció que sus deportistas no viajarían a Los Ángeles, alegando que el país anfitrión no ofrecía las garantías necesarias para sus deportistas.  

En el momento de abordar los sucesivos boicots a los juegos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, hicimos referencia a los juegos de inviernos que se desarrollaron recientemente en Beijing. En esta ocasión existió un boicot diplomático por parte del gobierno de Joe Biden, que no envió delegados oficiales a la sede olímpica.

La causa de la decisión fue explicada por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki: "El gobierno de Biden no enviará ninguna representación diplomática u oficial a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de Beijing 2022 dado el genocidio y los crímenes de lesa humanidad en curso de la República Popular China en Xinjiang y otros abusos de los derechos humanos".

Refrescar estos episodios es oportuno porque después de la invasión rusa a Ucrania, en la arena deportiva se sancionó al país gobernado por Vladimir Putin. El 28 de febrero la FIFA anunció que la selección de fútbol de Rusia y sus clubes deportivos quedaban apartados de cualquier evento internacional. Rusia aún no estaba clasificada para el mundial de Catar, sin embargo debía disputar la semifinal de repechaje frente a Polonia el día 24 de marzo, cosa que le fue vetada. A nivel de clubes, el Spartak Moscú tampoco pudo enfrentar a Leipzig por los octavos de final, quedando excluido de la Liga Europea.

Aunque por razones muy diferentes, desde el año 2016 rige una penalización para las delegaciones oficiales de Rusia. Casi 100 atletas fueron excluidos de Río de Janeiro 2016 por casos de dopaje, y en los juegos de Tokio 2021 y Beijing 2022, los deportistas no pudieron competir bajo la bandera de su nación. Si bien pudieron participar, lo hicieron bajo el lema del Comité Olímpico Ruso, pero se les prohibió utilizar cualquier simbología patria.

¿Qué ocurrió para que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) tomara esta decisión tan drástica?

Todo empezó a gestarse a partir del documental emitido por la cadena de televisión alemana ARD, "Cómo Rusia crea a sus ganadores", estrenado el 2 de diciembre de 2014. En él, el periodista Hajo Seppelt recoge el testimonio de varios deportistas rusos que fueron parte de la red de dopaje que contó con la anuencia del Estado.

Seppelt tenía en su haber una serie de investigaciones que desnudaron casos de dopaje anteriores, como el llevado adelante por Alemania Oriental con nadadores y toda la trama del dopaje en el ciclismo que puso al médico deportólogo Eufemiano Fuentes en la mira.

Las repercusiones de "Cómo Rusia crea a sus ganadores" no se hizo esperar. El 15 de diciembre de 2014, la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) puso en marcha una Comisión Independiente a cargo de Richard Pound, para que investigara las denuncias contra el laboratorio antidopaje de Moscú, la agencia antidoping (RUSADA) y la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF).

En el correr de 2015 se empiezan a desencadenar las primeras consecuencias arrojadas por la investigación de la Comisión Independiente. En enero dimite el entrenador del equipo nacional ruso de atletismo, Valentín Maslákov. En febrero, el presidente de la Federación Rusa de Atletismo, Valentín Balájnichev. El 3 noviembre, la justicia francesa sacude la sede del IAAF en Lausana, donde imputan por corrupción al presidente de la organización, Lamine Diack. Diez días más tarde, el Consejo Directivo de la IAAF suspende a la Federación Rusa de Atletismo y quedan excluidos de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Acá aparece un personaje clave en toda esta trama: Grigory Rodchenkov, director del laboratorio de la RUSADA en Moscú, intervenido al comienzo de la investigación, que huyó a Estados Unidos el 15 de noviembre de 2015, inmediatamente después de la sanción aplicada a la Federación Rusa de Atletismo.

Grigory Rodchenkov. Fuente: El Confidencial

Rodchenkov confesó ser el cerebro detrás de todo el plan de dopaje de los atletas rusos en los Juegos de Beijing 2008, Londres 2012 y los Juegos de Invierno de Sochi 2014.

Las primeras declaraciones las hizo ante el director del documental Ícaro, Bryan Fogel, que bajo la supervisión del propio médico ruso, se sometió a un protocolo de dopaje (similar al utilizado por Lance Armstrong) para competir en la carrera amateur de ciclismo más importante del mundo y demostrar lo ineficiente que son los controles. Pero esto es una parte anecdótica de la historia que ocurría antes de la huida de Rodchenkov a Los Ángeles.

Grigory Rodchenkov y Bryan Fogel durante la aplicación del protocolo de dopaje. Fuente: Documental Ícaro, Netflix

Pocos meses después de su arribo a suelo norteamericano, el Departamento de Justicia de Estados Unidos lo citó a declarar bajo la sospecha de conspiración. Acudió a las autoridades entre el 7 y el 10 de mayo del 2016, donde declaró exactamente lo mismo que les relató dos días antes a periodistas del New York Times, dando detalles de las operaciones que venían desarrollando de forma sistémica, ofreciendo documentos en los que se veían involucrados el Servicio Federal de Seguridad (FSB), el viceministro de deportes, con quien Rodchenkov se reportaba, Yuri Nagornykh; el ministro de deportes, Vitaly Mutko y el presidente Vladimir Putin.

Para entonces, en Moscú ya era noticia vieja la repentina muerte del exdirector de la Agencia Antidopaje RUSA (RUSADA) de un paro cardiorrespiratorio. 

¿Cómo fue el sistema utilizado en Sochi para burlar los controles antidoping?

El protocolo de control antidopaje cuenta con una serie de etapas. En primer lugar, se recoge la muestra del deportista ante un oficial de control. La muestra se divide en dos frascos (muestra A y B) codificados en su tapa y herméticamente cerrados. Cabe aclarar que para extraer el contenido las tapas deben romperse con una maquina diseñada a tales efectos.

La muestra B se guarda en un congelador y se analiza la muestra A. En caso que la muestra A dé resultado positivo de sustancia prohibida, se procede a analizar la muestra B.

El programa de dopaje que venía monitoreando Grigory Rodchenkov para Sochi 2014, tenía previsto que los deportistas involucrados dejaran de consumir las sustancias que se les suministraban un mes antes del comienzo de los juegos. Para el momento de las competencias, el organismo estaría limpio, las muestras de orina arrojarían resultados negativos; sin embargo, el rendimiento de los atletas sería satisfactorio por el protocolo suministrado por Rodchenkov.

El gobierno ruso, en cambio, insistió llevar adelante la "Operación Sochi Resultados", con el obvio objetivo ganar la mayor cantidad de medallas posibles, aunque para ello se tuviese que desarrollar un método mucho más peligroso, puesto que los atletas continuarían consumiendo sustancias prohibidas durante el desarrollo de los juegos.

En la primera fase del plan se recolectaron muestras de orina limpia de los candidatos a obtener medallas, que se almacenaron en un edificio de la FSB, frente al laboratorio donde se analizarían las muestras durante los juegos de Sochi.

En la madrugada, cuando arribaban al laboratorio desde la villa olímpica las muestras recogidas durante el día, se retiraban las muestras B que escondían en los bolsillos de las batas de los agentes implicados en la operación. Por un agujero en la pared, escondido en un falso toma corriente ubicado en un sitio que no era tomado por las cámaras y lejos de los controles del COI y la AMA, se quitaban los frascos con las muestras A. En tanto, las muestras B eran trasladadas al edificio de la FSB y al regresar las mismas para su almacenamiento a largo plazo, contenían la orina limpia.

Los frascos que debían romperse para extraer las muestras, eran violados por agentes de la FSB, antes de vaciar la orina contaminada y vuelto a llenar con la muestra limpia recogida previo al inicio de los juegos.

A partir del testimonio de Grigory Rodchenkov, la AMA inició una investigación encabezada por el catedrático en derecho Richard McLaren, que desembocó en lo que se conoció como el Informe McLaren, publicado el 18 de julio de 2016, a menos de un mes del comienzo de los Juegos de Río de Janeiro.

Richard McLaren. Fuente: Frank Neufeld

En el informe se detalla cómo las muestras habían sido adulteradas, cómo los frascos mostraban señas de haber sido violados, al tiempo que dejaba en evidencia casi un centenar de casos de dopaje positivos entre los juegos de Beijing 2008, Londres 2012 y Sochi 2014. 

Recordemos que la Federación de Atletismo Rusa ya había sido excluida de participar en Río de Janeiro por la IAAF. Además de los 67 atletas clasificados previamente, se les prohibió participar a 10 atletas del equipo de halterofilia, 26 remeros, tres ciclistas, un luchador y un piragüista.

Las consecuencias de esta trama de dopaje sistematizado, financiado y respaldado por el Estado, no terminó en 2016. En diciembre de 2019 la AMA propuso suspender por cuatro años a Rusia de las competiciones internacionales; decisión que el TAS terminó de adoptar después de casi un año de rechazos por parte de las autoridades rusas y confirmaciones de la Agencia Mundial Antidopaje.

Finalmente, la sanción emitida por el TAS fue de dos años, en donde los deportistas rusos no pudieron competir bajo la bandera de su país ni utilizar ninguna simbología patria.

Tanto en los juegos de verano de Tokio 2021 como en los juegos de invierno de Beijing 2022, lo hicieron bajo el escudo del Comité Olímpico Ruso.  Además, al momento de la ceremonia de premiación, en lugar del himno ruso, sonaron fragmentos del primer concierto de piano y orquesta de Piotr Tchaikovski. 

 

 

MATÍAS MATEUS

Escritor

 

 Imagen de portada: inauguración de los Juegos Olímpicos de Sochi 2014. Fuente: The Wall Street Journal


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2022-04-28T00:19:00