Historias olímpicas – Capítulo XIV: la otra cara del oro

Matías Mateus

Un día antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, el Indianápolis Star de USA Today Network publicaba un artículo firmado por los periodistas Marisa Kwiatkowski, Mark Alesia y Tim Evans, cuyo contenido exponía una serie de abusos sexuales en el seno de la USA Gymnastics.

Contenido de la edición 20.02.2023

 

La gimnasta estadounidense Simone Biles deslumbró al mundo deportivo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro obteniendo cuatro medallas de oro y una de bronce. Su proeza le permitió entrar en el selecto grupo que hasta entonces lo formaban Agnes Kaleti, de Hungría, que al igual que la soviética Larissa Latynina lograron cuatro preseas doradas en Melbourne 1956; en México 1968 la checa Vera Caslavska se colgó cuatro oros y la última en lograrlo fue la rumana Ecaterina Szabo en la cita olímpica de Los Ángeles 1984.

Pero un día antes de la ceremonia de apertura, el 4 de agosto de 2016, el Indianápolis Star de USA Today Network publicaba un artículo firmado por los periodistas Marisa Kwiatkowski, Mark Alesia y Tim Evans, cuyo contenido exponía una serie de abusos sexuales en el seno de la USA Gymnastics. La investigación dejó al descubierto cómo la institución, en lugar de proteger a las víctimas alertando a las autoridades, encubrió a los abusadores sexuales trasladándolos a otros gimnasios y encarpetando las denuncias de manera sistemática.  

Steve Penny, presidente y director ejecutivo de la USA Gymnastics entre los años 2005 y 2017, declaró bajo juramento en noviembre de 2014 que al recibir "quejas" de abuso sexual las desestimaba y tomaba "como pruebas de oídas" si las denuncias no eran firmadas por las propias víctimas, los padres de ellas o algún testigo del caso. 

Steve Penny/USA Gymnastic

El artículo titulado "A blind eye to sex abuse: How USA Gymnastics failed to report cases" daba cuenta de una serie de abusos sexuales contra niñas y adolescentes, llevado a cabo por más de 50 entrenadores. Las repercusiones de la investigación fueron inmediatas. A las horas de la publicación, tres exgimnastas llamaron a las oficinas de Indystar para dar sus testimonios. Las tres nuevas denunciantes no señalaron a ninguno de los 54 técnicos que la USA Gymnastics había protegido, las tres coincidían en señalara a un personaje que no había sido mencionado en el artículo inicial de la investigación: el doctor Larry Nassar.

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Karolyi Ranch fue el nombre del centro de entrenamiento del equipo nacional de gimnasia femenino de Estados Unidos entre 2001 y 2018. Sus propietarios, Martha y Bela Karolyi compraron la propiedad en 1983 después de desertar de Rumania. A ellos se les atribuyó el desarrollo y transformación de la gimnasia en Estados Unidos y el posterior éxito que tuvieron los diferentes equipos que dirigieron.

Pero, ¿qué había detrás de las medallas y campeonatos obtenidos? Los Karolyi fueron elegidos por el gobierno de Nicolae Caeuescu para encabezar el equipo rumano de gimnasia.

Hasta mediados de la década del 60 la gimnasia de élite era un deporte protagonizado por mujeres mayores de 20 años, pero el nuevo programa puso la mira en niñas de edad escolar con potencial atlético. El supuesto de que un cuerpo pequeño tiene mayor capacidad para realizar elementos acrobáticos difíciles y complejos tiene su razón de ser, pero además de eso, el reclutamiento a temprana edad posibilita a sus entrenadores un mayor control sobre las niñas; y eso era lo que hacía el matrimonio rumano. Su principal pupila fue Nadia Comaneci, que a sus 14 años logró un 10 perfecto en la prueba de barras asimétricas en los juegos de Montreal 1976.

Una vez que desertaron y se establecieron en Huntsville, Texas, importaron su metodología al rancho de entrenamiento. La rigurosidad y violencia del sistema que empleaban no era ningún secreto; a pesar de ello, ganar era la prioridad y los Karolyi siempre ganaban.

Martha y Bela Karolyi/themedalcount.com

En la primera cita olímpica bajo el mando de los nuevos ciudadanos estadounidenses, en Los Ángeles 1984, la joven de 16 años Mary Lou Retton consiguió la presea dorada en el all around individual.  

Mike Jacki, presidente de la federación entre 1983 y 1994, vio en el éxito de Retton y la dupla rumana, la posibilidad de conseguir patrocinios que hicieran crecer a la marca USA Gymnastics. Para el año 1991 la gimnasia artística en Estados Unidos generó 12 millones de dólares. La marca reflejaba una imagen de ensueño. Las sonrisas de las campeonas a tono con el brillo de las medallas eran acompañadas por el logo de las grandes corporaciones.

Sin embargo, para alcanzar el sueño olímpico había que vivir una pesadilla dentro del búnker en Huntsville. Mientras los ejecutivos de la USA Gymnastics se empeñaban en vender una imagen de armonía y felicidad, puertas adentro las niñas vivían una situación de vulnerabilidad extrema. Ningún familiar podía acceder a las instalaciones del rancho. La comunicación con el exterior era inexistente. El programa consistía en entrenamientos de entre 30 y 35 horas semanales bajo una disciplina militar, en donde las jóvenes eran sometidas a todo tipo de humillaciones, maltratos físicos y emocionales.

El ambiente hostil en donde el físico está en constante estrés, donde lastimarse es moneda corriente y no hay lugar para sentir el dolor, porque no importa la persona que hay detrás, sino la atleta que debe obtener medallas y enaltecer el espíritu patrio. En ese ambiente de gritos, maltratos y humillaciones, aparecía una figura de apariencia amable y cálida, que se presentaba condescendiente con las gimnastas, haciendo bromas, regalándoles golosinas o dejándoles obsequios bajo las almohadas. Una figura que difundía material audiovisual con sus procedimientos médicos y se empeñaba en asegurarle a la audiencia y a las familias de las niñas que la prioridad siempre es la gimnasta y no los resultados. El doctor Lawrence Nassar era visto como el ángel que protegía a las jóvenes. El bueno que desentonaba de la disciplina militar reinante en los gimnasios. El sujeto gracioso y encantador, que apelaba a una sonrisa para explicar frente a cámara sus técnicas de rehabilitación.  Nassar fue el depredador que por más de 20 años se encargó de manipular y ganarse la confianza de sus víctimas.

Larry Nassar/Infobae

En el documental Atleta A, dirigido por Bonni Cohen y Jon Shenk, que recoge la investigación del Indianápolis Star y el testimonio de varias víctimas de Nassar y todo el sistema; Maggie Nichols y su familia relatan la pesadilla que sufrió. La gimnasta debutó en el equipo nacional en el año 2013, mostrando buenas actuaciones y logrando varias medallas en distintos torneos nacionales e internacionales. En el año 2015 Nichols estaba desarrollando una estupenda temporada hasta que tuvo que ser operada de meniscos por una lesión. En junio de ese mismo año ella denunció a Larry Nassar por abuso sexual. Steve Penny se encargó en ofrecerle garantías a ella y su familia, asegurándoles que había comunicado a la policía; sin embargo, nada de eso sucedió. Nassar continuó a cargo de la sanidad del equipo, y Nichols, en cambio empezó a padecer una serie de presiones. La estrella del equipo, Simone Biles, la invitó a filmar un comercial y en medio del rodaje, Penny llamó al equipo de filmación impidiéndole ser parte del spot publicitario. Para las pruebas clasificatorias a los Juegos de Río 2016, Maggie Nichols, recuperada de su lesión, obtiene el sexto puesto, quedando al margen del quinteto titular. Pero a pesar de ello, tampoco es seleccionada entre las tres suplentes que acompañarían a la delegación.

En las investigaciones del año 2014 en las que el presidente de la federación había asumido bajo juramento que no se tomaban en cuenta las denuncias, Nassar había salido indemne, aunque en setiembre de 2015 dejó su cargo en la USA Gymnastic porque se postularía para la junta escolar de Holt, Michigan.

Steve Penny, por su parte, estaba haciendo todo lo posible para mantener a la sombra la denuncia de Nichols. Se acercaban los juegos de Río, el quinteto de gimnastas con Simone Biles a la cabeza debía mantener en alto la imagen que le reportaba tanto dinero a la organización.

Después que las exgimnastas Rachel Denhollaner, Jessica Howard y Jamie Dantzscher se hicieran eco del artículo inicial del Indianápolis Star y señalaran al osteópata, los periodistas fueron tras sus huellas y no encontraron absolutamente nada. Ni denuncias de abusos ni de mala praxis. Asimismo, un miembro del equipo de investigadores, Tim  Evans, descubrió que no existe procedimientos que impliquen penetración vaginal en los tratamientos osteopáticos, práctica de abuso que Nassar enmascaraba como tratamiento clínico. El abogado del abusador, Matthew Borgula, entrevistado telefónicamente por Evans, dijo que el médico nunca realizó dicho procedimiento, cosa que terminó dejando al descubierto su mentira.

El 12 de setiembre de 2016, el Indianápolis Star publicó una entrevista con Rachel Denhollander y otra exgimnasta. Ambas habían denunciado a Nassar penalmente semanas antes. Ambas dijeron que el médico las penetraba anal y vaginalmente sin la utilización de guantes de látex ni lubricantes. A partir de entonces a la redacción de Indianápolis Star comenzaron a llegar decenas de denuncias de mujeres que afirmaban haber sido víctimas de Nassar.

Por parte de la USA Gymnastic procuraron desestimar las denuncias y silenciar el escándalo. Dejaron en evidencia el nombre de la medallista olímpica que hizo la denuncia de manera anónima. Ella y Denhollander fueron agredidas en medios de prensa y redes sociales. En tanto Nassar, que aún seguía en libertad, en noviembre de 2016 obtuvo el 21% de los votos en la elección del consejo escolar de Holt.  

Poco después el abogado de las víctimas, John Manley, presentó una denuncia civil contra la Universidad Estatal de Michigan, la USA Gymnastics y el Comité Olímpico Estadounidense. Por otra parte, el caso penal fue llevado a cabo por la fiscal Angela Povilaitis, quien pudo recoger pruebas suficientes para incriminar a Nassar, arrestado a finales del año 2016, por abuso sexual y pornografía infantil.

A partir de enero de 2018, más de 120 víctimas dieron su testimonio durante el juicio en el que Larry Nassar recibió una condena a cadena perpetua por abuso sexual y otra de 60 años por pornografía infantil.

Simone Biles declarando ante el Senado/captura/RTVE

En setiembre del año 2021, las campeonas olímpicas Simone Biles, Aly Raisman, Mckayla Maroney y otras gimnastas de renombre como Maggie Nochols, testificaron  en el senado estadounidense. Además de acusar al médico, dejaron en evidencia a todo el sistema que se dedicó a encubrir los abusos. Desde el presidente de la USA Gymnastics, Steve Penny, hasta el propio FBI que, en lugar de proceder de acuerdo a los protocolos, omitió las denuncias. Maroney, en su declaración, dijo: "¿Qué sentido tiene denunciar si los propios agentes del FBI van a guardárselo para ellos y enterrar el informe en un cajón".

La escuela del matrimonio rumano cosechó grandes éxitos en materia de medallas. Primero fue Mary Lou Retton en 1984. En Atlanta 1996 por primera vez el equipo femenino obtuvo el oro. Las Magnificent Seven lograron el puntaje más alto después que Kerri Strug saltara con un tobillo lesionado. Bela Karolyi levantó en brazos a la atleta para que el público celebrara la supuesta épica de su proeza. En Londres 2012 las Fierce Five repitieron la hazaña. En Río de Janeiro 2016 Simone Biles deslumbró al mundo ganando cuatro preseas doradas.

Proteger la reputación de una organización y la imagen con la que soñaron cientos de niñas y el éxito deportivo que se tradujo en sumas millonarias, implicó que todo el sistema moviera sus engranajes para ocultar la otra cara del oro.  

 

MATÍAS MATEUS

Escritor

 

Imagen de portada: medalla de oro Rio 2016/Archivo


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2023-02-20T14:06:00