La ciencia que nos dejó la pandemia

Gabriel Francescoli

Si bien la pandemia no terminó y el covid-19 aún significa una amenaza para la salud mundial en general y para Uruguay en particular, parece que vamos en camino de controlarla. Todo este proceso nos está dejando varias enseñanzas que llevan a ciertas conclusiones. Hoy, en especial, me quiero referir al papel de la ciencia y los científicos en esta situación. 

Contenido de la edición 04.11.2021

 

Ya algo de esto expuse en mi primer artículo para CONTRATAPA, un año atrás, pero creo que vale la pena retomar esas ideas a partir de algunos datos nuevos.

Se dice que la ciencia ha cumplido un papel muy importante en el desarrollo de las estrategias de lucha contra la pandemia en nuestro país, y eso es cierto. También lo es que el papel principal lo han jugado las ciencias biológicas, y ese papel sería más relevante si miramos a la categoría de las ciencias "biomédicas". Pero me voy a limitar a la biología "básica".

Las contribuciones de los biólogos de diversas especialidades han sido muy importantes, lo siguen siendo y se ha visto en el país (quizá como nunca antes) un interés general por la biología y algunas de sus ramas, que ha llevado a que los periodistas y el público en general tomaran conciencia del trabajo de muchos científicos uruguayos y, además, que la biología se volviera un tema de alto "rating" en televisión y prensa.

Obviamente, eso no está mal y es interesante que pase. El problema surge cuando el tema se convierte en tan "popular" que pasa a ser una especie de "novedad farandulera", al menos en algunos casos, y eso le quita seriedad al asunto.

Cuando esto pasa, surgen de nuevo los problemas de divulgar ciencia, de hacerla entendible para los no especialistas, lo que en muchos casos lleva a que los "periodistas" o intérpretes de lo que los científicos dicen, yerren en sus interpretaciones, consulten fuentes poco fiables y/o no entiendan que los científicos no sabemos todo de todo (muy lejos estamos de ello) y que la ciencia no es infalible.

Justamente, lo que muchos periodistas y el público en general no entienden (o no saben) es que la ciencia está en permanente revisión de sus conocimientos y que la enorme mayoría de las premisas e informaciones que se usan son provisorias, en el sentido de que pueden ser invalidadas en cualquier momento si aparecen mejores teorías explicativas o hechos que tiran abajo las hipótesis más aceptadas.

Creo que esa búsqueda periodística de certezas que la ciencia no puede dar ha llevado a cierta desilusión en mucha gente, o incluso a que algunos colegas olvidaran que los resultados e hipótesis son siempre provisorias e hicieran afirmaciones con un tono de certeza (aunque fuera certeza estadística; las estadísticas también se equivocan y a veces a menudo) que no se correspondió con la realidad y las características del problema.

A pesar de los esfuerzos de muchos investigadores, aclarando siempre que respondían en base a la evidencia "que se conoce hasta ahora", o en base a "los datos que por ahora se tienen", creo que nunca se logró realmente hacer carne en periodistas y público en general la idea de que los científicos no somos infalibles ni mucho menos.

Eso sí, ese hecho no da pie para las caídas en el extremo opuesto de suponer que las mencionadas incertidumbres validan el discurso de los "negacionistas", que solieron llevar lo que se pudo iniciar como un debate de ideas al campo de la irracionalidad casi completa o de las teorías conspiratorias, generalmente basados en datos o conocimientos (muchas veces supuestos) que tenían mucho menos respaldo fáctico que los que los científicos "oficialistas" manejaban. Un agregado más a este panorama fue el de mucha gente que no tenía nada que ver con la ciencia hablando con supuesta "autoridad" de temas de los que no entendían ni entienden nada, pero haciendo mucho ruido mediático para "subsanar" ese inconveniente. Esta es una cara de la moneda, por así decirlo.

La otra cara es la que muestra que, a raíz (aparentemente) de toda esta presencia mediática de los científicos, biólogos en particular, durante este año y pico de pandemia, el interés de los jóvenes por dedicarse a la ciencia ha crecido. Eso se ha visto reflejado en los ingresos a algunas carreras de la Universidad de la República, especialmente en la carrera de Biología de la Facultad de Ciencias, que vio su ingreso incrementado en un 40% aproximadamente. Esta cara es buena, pero tiene sus bemoles.

Por un lado, y si bien no sabemos (o al menos yo no sé) cómo se distribuyen las "intenciones" de los que iniciaron la carrera de Ciencias Biológicas en 2021 a propósito de hacia qué rama de la biología quieren apuntar (aunque sospecho que mayoritariamente deben ir hacia las disciplinas de biología molecular /inmunología /genética/ biología celular, debido a la trascendencia mediática de los colegas de esas áreas durante la pandemia), probablemente una buena parte de los que ingresaron no tengan una idea clara de lo que demanda y significa ser un científico (en este caso, un biólogo) profesional en el Uruguay de hoy, y se guiaron por las impresiones de lo que vieron en la prensa y la televisión, o leyeron/escucharon en entrevistas a algunos colegas.

Entonces, dentro de la alegría de saber que hay más jóvenes que (aparentemente) se quieren dedicar a la biología en el país hoy, queda la incertidumbre de si realmente tienen una idea clara de hacia lo que se dirigen.

Por otro lado, otras subdisciplinas o áreas de la biología, no relacionadas directamente al covid-19 y la pandemia, que no reciben tanta exposición mediática, también necesitan de gente joven que quiera seguir ese rumbo, pero quedan relegadas respecto del interés de los medios que, como sabemos, son bastante "inmediatistas" en su focalización informativa. Sería interesante pensar que se pudieran dedicar más minutos de televisión, radio o espacios de prensa a la divulgación de la ciencia nacional en general, y no marcados por "el tema del día".

En resumen, la pandemia ha traído algunos avances en cuanto a la exposición mediática de la ciencia (en particular de la biología) en los medios y en su llegada a la población, lo que es interesante, pero eso parece ser un asunto coyuntural y algo sesgado por la inmediatez de las noticias; por otro lado, ha acercado a muchos jóvenes a la ciencia y esperemos que sus expectativas hayan sido fundadas en información sobre lo que realmente pueden hacer y recibir en Uruguay en ese campo y no solamente en lo que los medios les exhiben sobre los científicos, que en muchos casos puede dar una imagen equivocada de lo que realmente ocurre.

Por último, hay un factor que siempre está presente: la vocación necesaria para dedicarse a algo. Esperemos que ese factor haya sido tenido en cuenta, al menos mayoritariamente, a la hora de pensar en dedicarse a la ciencia y, en especial, a la biología.

 

GABRIEL FRANCESCOLI

Doctor en Biología, encargado de la Sección Etología de la Facultad de Ciencias

 

(Las opiniones vertidas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la institución en la que se desempeña)

 

Imagen: Laboratorio de Virología/Unidad de Comunicación de la Universidad de la República


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2021-11-04T00:11:00