Putin y Ucrania, entre doxa y episteme: la gravedad de esta crisis

Roberto Cyjon 

 

Contenido de la edición 02.03.2022

 

Entre 28 de febrero y 2 de marzo de 2022

Introducción

La siguiente es una nota de análisis, que pretende ser esclarecedora y, además, condenatoria. Pero no es una nota de condena. Se abre, desde el comienzo, la siguiente pregunta: ¿hay lugar para una reflexión teórica durante el transcurso de una guerra, o solo cabe una condena frontal e inequívoca? Aprovechamos el espacio de pensamiento que nos ofrece una revista cultural como CONTRATAPA, y dejamos abierta la respuesta al lector. Es un tema de doxa.

Doxa es un término que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española. El concepto, procedente del griego, alude a una opinión o a un punto de vista.

En un mundo de inmediatez, vértigo y atropello, donde impera Twitter, en que todo pensamiento se reduce a 280 caracteres, es difícil lograr una reflexión mesurada. Un supuesto análisis de situación, fácilmente, se transforma en doxa pasional sin sentido, o, peor aún, sin sentimiento, carente de contenido y por ende contundente, lábil. Dichas opiniones contaminadas de pasión y escudadas en ideologías diluidas suelen perderse en la confusión. Vivimos innumerables temas cotidianos con la fragilidad de un pensamiento crítico ausente, durante breves minutos radiales, televisivos, escritos o por inmensas redes que nos atrapan como a un cardumen. Entonces, nos retrotraemos a nuestra realidad individual, damos vuelta la página, prima la indiferencia y nos convencemos que nada nos podrá afectar.

Lo de Ucrania no es así: se trata de una grave amenaza a la paz mundial, que nos mantiene en vilo. Europa está amenazada de ser nuevamente el escenario de un conflicto bélico impredecible, en manos de un megalómano inspirado en antecedentes históricos y centenarios, contrafácticos. Asumimos como axioma la frase "una guerra se sabe cuándo empieza, pero no cómo ni cuándo termina".

Es válido preguntarse: ¿nuestro mundo es multipolar o bipolar?, ¿es interdependiente?, ¿cuáles son las potencias?, ¿en qué basan su poderío?, ¿cuál es el rol de las sociedades? Las respuestas, audaces y de dudosa certeza, configuran, sin duda, un desafío para la episteme. No obstante, debemos encararlas didáctica y responsablemente, pues la circunstancia lo amerita.

Episteme es un conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas. En este terreno todo se torna aún más complejo. Una invasión militar de un país a otro, como la actual de Rusia a Ucrania, se puede abordar por múltiples aspectos de saberes expertos, no todos alineados entre sí, sino incluso discordantes según el punto de partida o las variables elegidas.

Para explicitar la complejidad de este paso dado por Rusia compartiremos ciertas definiciones del campo de las Relaciones Internacionales. Campo, a su vez, de disímiles conceptualizaciones.

Hay dos teorías en la materia que se contraponen entre sí: la teoría de la interdependencia vs la teoría realista. Aclaramos que ambos son modelos académicos válidos. La primera pondera que existen actores múltiples (Estado, organismos internacionales, empresas internacionales y grupos de interés), que convergen en agendas comunes (seguridad, economía, cultura) con diversos instrumentos de política internacional (militar, comercial, financieros, diplomáticos). Todo ello, dentro de regímenes también múltiples, incidiría y sostendría la cooperación y la paz en el sistema internacional.

La teoría realista, por su parte, considera al Estado como actor dominante. Los intercambios económicos limitados entre Estados, conllevarían a que estos dominen sus temas de seguridad y el uso de la fuerza militar como instrumento de poder, lo que tornaría irrelevantes a los organismos internacionales, aun dominados por potencias.[1] En el caso de la actual guerra que Rusia comenzó contra Ucrania, parecería destacarse la teoría realista. Mediante las aseveraciones que utilizamos, tomamos partido por una visión "real" de los hechos. Más allá de la historia, idiosincrasia, semántica y justificaciones esgrimidas por Putin, Rusia instaló un poderoso ejército en la frontera con Ucrania con una supuesta intención de invadirla si no se daban ciertas condiciones que entendía pertinentes, cosa que así sucedió. Entramos, entonces, en otra faceta teórica, la de guerras defensivas, guerras disuasivas o guerras justas.

Se podría definir a la política exterior como "el esfuerzo de una sociedad nacional de controlar su medio externo, para la preservación de situaciones favorables y la modificación de situaciones desfavorables, así como en la política busca maximizar ventajas y minimizar desventajas." Para desgranar el concepto apelaremos a una serie de variables. Entre otras, variables idiosincrásicas (ligadas a características personales psicológicas que afecten al decisor: cautela o reflexión, cólera o prudencia, arrogancia, creatividad o exceso de confianza); variables funcionales, las tareas o reglas de conductas que se esperan de los líderes gobernantes; variables burocráticas, relacionadas con las estructuras de los gobiernos, cuyos recursos y peso no han de subestimarse en decisiones de política exterior; variables nacionales, por ejemplo riquezas naturales y estratégicas, tamaños de población, producto bruto nacional, índices de desarrollo comercial e industrial. Es decir, la economía en su amplio espectro. Variables del sistema mundial, si existe un equilibrio militar, económico, tecnológico, nuclear entre las potencias; si el mundo es unipolar, o multipolar.[2]

Con lo expuesto, podemos inferir algunas condiciones de la actual guerra en Ucrania. No somos partidarios de incorporar la psicología individual de los líderes políticos en los sucesos históricos, pues estos son multicausales. Sin embargo, Putin parecería exhibir una aparente frialdad híper racional y determinante en cada uno de los acontecimientos en que tomó notoriedad internacional. Es dudoso si su accionar está en sintonía con las mayorías sociales de su país, cuánto lo respaldan o cuánto le temen. Los líderes opositores están detenidos y la represión contra manifestantes se percibe sumamente severa. Él mismo proviene de una burocracia estatal en el ámbito de la seguridad nacional, y parecería sentirse cómodo desde esa perspectiva, aun como líder de la nación. En el escenario económico, los especialistas convergen en una apreciación de debilidad industrial y comercial de Rusia, a pesar de sus superlativos recursos minerales y energéticos. Nos atrevemos a congeniar con dicha óptica. En el grupo de los G20, midiendo su PBI anual, ocupa el onceavo lugar atrás de EE. UU, China, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India, Italia, Canadá y Corea del Sur.[3]

A modo de reflexiones

Lo previamente expresado decantaría en las preguntas pendientes que presentamos acerca del sistema mundial actual. ¿Es unipolar? Desde el punto de vista económico, podría pensarse que con la evolución de China en las últimas décadas (con su 66% del PBI respecto al de EE. UU, seguido por un magro 23% de Japón respecto a EE. UU, y Alemania en cuarto lugar con el 18%), el mundo es bipolar.

¿Es interdependiente? Lo es. Las sanciones económicas impuestas a Rusia por Estados Unidos y la Unión Europea, más otros actores relevantes, constituyen las actuales preocupaciones medulares de las economías del resto de países en el mundo. ¿Quiénes son las potencias y en qué basan su poderío? Parecería imposible desconocer el poder militar de Rusia y su despliegue temerario ante Ucrania. En tal sentido, autoimpuso su sello de potencia mundial.

Esta guerra, ¿es disuasiva, defensiva o justa? Considerando el enorme potencial destructivo en juego se debe ser prudente, depende de la postura política y alineamiento ideológico de quien responda. Podemos, incluso, cuestionarnos: ¿disuasiva ante quién?, lo que amplifica la dimensión de gravedad de la invasión al segundo país europeo en tamaño geográfico. Para la actual Ucrania, sin dudas, no es justa. La historia trata de interpretar sucesos en el tiempo y estos cambian sistemáticamente, por lo que esta nota se trata del análisis de una crónica, no de una historiografía.

Para terminar y dándole lugar a la doxa, dominante sobre toda episteme, comenzamos por la indiferencia antes mencionada. Este aciago acontecimiento podría implicar la migración de millones de personas desplazadas de sus hogares con dramáticas consecuencias humanitarias. Podremos pensar distinto, pero no ser indiferentes ante este vigente drama humano, que ni la posmodernidad ni los avances tecnológicos han podido evitar en todas las latitudes.  

Finalmente: ¿hay buenos y malos en este escenario? Si los hay, ¿quiénes son? ¿Cómo se llegó a esta situación -sin entrar en las profundidades del métier-? Buena parte de la opinión occidental y democrática condena a Putin por su peligroso afán revisionista-ultranacionalista, imperial mitológico ruso-zarista, y como líder de un régimen autoritario cuyos límites hoy desconocemos. No sabríamos cuantificar aquellos que aceptan su victimización expuesta por sus medios de comunicación oficiales, ante un Occidente liderado por Estados Unidos que, eventualmente, subestimó la trascendencia de Rusia en el concierto internacional, coartó su integración al mundo capitalista emergente y amenazó su seguridad posterior a la caída de la U.R.S.S.

Convengamos en que resulta casi imposible independizar los problemas mundiales de los asuntos internos de los países poderosos. En este siglo XXI ha prosperado el aislacionismo como política interna-externa, lo que exacerbó nacionalismos extremos.  Algunos propulsores han sido países tan poderosos como los mismos EE.UU. en la presidencia anterior (America first), Gran Bretaña con su Brexit, más Hungría, Polonia y Rusia, entre otros ejemplos. Eso marcó una nueva agenda mundial y en estos días vivimos sus consecuencias. Lo más preocupante es que este podría ser un mayúsculo desafío para toda Europa, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial, con un impacto transnacional en la seguridad global, que a todos nos afectaría en lo político-social y económicamente de forma inmediata.

Conclusiones

Siempre bajo la perspectiva de analizar una crónica, día a día abundan nuevas noticias, de las cuales hay que intentar esquivar -lo que es muy difícil- las fake news o desinformación deliberada de las partes. Eso no es de extrañar. Agregamos como un mínimo apéndice de relaciones internacionales la trascendencia que tiene la opinión pública como "poder de guerra". La opinión pública internacional se involucra a la par entre los poderes militares y económicos de un conflicto. La actual era de la tecnología, abarca tanto al armamento como a las comunicaciones, o sea, incide en todo el campo de batalla.

En tal sentido resulta interesante percibir cómo ambos modelos teóricos antes descritos, operan con igual vigor. El realista comenzó la guerra. Le cabe a Rusia la mayor responsabilidad por haber desplegado un ejército gigante, amenazante y actuante, a las puertas de Ucrania a la que terminó invadiendo y agrediendo brutalmente. La interdependencia no fue lo suficientemente eficaz en mantener la paz mundial, por lo que también le cabe cierta responsabilidad desde la perspectiva de su fracaso. No obstante, es válida y poderosa. Se aprecia la fuerza y contundencia con que operan todos sus instrumentos característicos, para intentar ahogar a Rusia y frenar su impulso militarista. Se destacan los organismos internacionales (Naciones Unidas, Unión Europea, otros), las organizaciones internacionales y locales (FIFA, movimientos sociales, culturales, entre otros ejemplos), entidades financieras y comerciales (bancos, grandes corporaciones locales y megacorporaciones internacionales), más intensos movimientos diplomáticos a nivel mundial. Hasta el punto que países como Alemania, Suecia, Suiza y Finlandia se apartaron de su neutralidad histórica, para apoyar a Ucrania de diversas formas.

Estamos, pues, ante el "combate" de dos modelos teóricos "colosos" en la plenitud de su enfrentamiento. Ello abre una "hendija" de esperanza de algún tipo de solución a esta guerra impensada y cruel, como todas.

Lo más importante lo dejamos para el final: hay personas en Ucrania muriendo día a día, víctimas inocentes de mezquinos poderes que las sacrifican como marionetas de descarte, y es aún impredecible vaticinar qué imperará, cuándo y cómo terminará, y a qué costo.

 

[1] Schiavon Uriegas, Jorge. A., Sletza, A., López Vallejo, M., Velázquez, R. [Eds.]. (2016). Teoría de Relaciones Internacionales en el siglo XXI. México: CIDE. (pp. 387-402).

[2] Colotta, M., Degiorgis, P., Lacano y Vedia, J., Rodríguez, A. [ Eds.]. (2021). Manual de Relaciones Internacionales. Buenos Aires: Teseo. (pp. 15-54).

[3] Datos del Banco Mundial. Recuperados de: https://datosmacro.expansion.com/paises/grupos/g20. [acceso: 27 de febrero de 2022].

 

ROBERTO CYJON

Ingeniero, magíster en Historia Política,

expresidente del Comité Central Israelita del Uruguay

 

Imagen de portada: Twitter/MFA of Ukraine

 

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2022-03-02T21:32:00