Una niña llamada Malva Marina: el lado oscuro de Neruda

Alejandro Carreño T.

Cada cierto tiempo la historia de Malva Marina vuelve como la aurora y el ocaso, haciendo más dramática la vapuleada imagen del hombre Pablo Neruda. 

Contenido de la edición 18.03.2021

 

No hay una explicación razonable que justifique el inhumano abandono en que la niña y su madre vivieron, y del que el Premio Nobel jamás se hizo responsable. El misterio del abandono de Malva Marina Trinidad, y su madre, la neerlandesa María Antonia Hagenaar Vogelzang, Neruda se lo llevó a su tumba y lo marcó de manera indeleble, pues nunca lo explicó y ni siquiera aparece en Confieso que he vivido, sus memorias publicadas en 1974, como si jamás hubiesen existido y no fuesen más que una horrible pesadilla. Pero las pesadillas sí existen y son como la voz de la conciencia atormentada que despierta cada noche como un Pepe Grillo implacable. Ignoro si alguna vez Pepe Grillo le habló a Pablo Neruda. Nunca lo dijo. Pero sí dijo lo que era Malva Marina para él: "Mi hija, o lo que yo así denomino, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos". La cita es un extracto de una carta que el poeta escribe el 19 de septiembre de 1934 desde Madrid, donde residía enviado por la Cancillería, a Sara Tornú, esposa del poeta argentino Pablo Rojas Paz, con la que habría tenido un romance.

La dolorosa e irreversible enfermedad de su hija despertó en Neruda el lado oscuro de su alma. La vergüenza, el desprecio y la indiferencia socavaron su condición de poeta sensible y comprometido socialmente y con el dolor ajeno. El Neruda del Winnipeg, conmovido por los sufrientes del régimen franquista, olvidó a la sufriente de su sangre y su madre: "El 12 de octubre de 1936 Neruda participa en Cuenca en un homenaje donde lee su poema Canto a las madres de los milicianos muertos, admirable y conmovedor, y que tanto contrasta con su frialdad ante la miseria que está dispuesto a hacerles sentir a Maryka y a su hija" (Matilde Sánchez, La historia de cómo Neruda abandonó a su hija hidrocefálica, Clarín de Buenos Aires, 26 de febrero de 2018). A partir de los dos años de Malva Marina, madre e hija vivieron el abandono del padre y marido. Más aún, cuando muere la niña el 2 de marzo de 1943 en Gouda, Holanda, María Antonia le comunica a Neruda la muerte de su hija a través del Consulado de Chile en La Haya y le pide reunirse con él. Llamado que los ecos del silencio del poeta respondieron. La pesadilla viviente que significó su deforme cabeza para el poeta, como consecuencia de la hidrocefalia que padecía, llegaba a su fin ante la indiferencia de un padre indigno de su paternidad. Malva Marina, nacida el 18 de agosto de 1934, había dejado de ser una vergüenza para el poeta.

"Hay golpes en la vida tan fuertes. ¡Yo no sé!", escribió César Vallejo, como la muerte de una niña abandonada por su padre para quien su hija no fue más que un "perfecto ridículo", un "punto y coma", una "vampiresa". La poeta y novelista holandesa Hagar Peeters describe así, en el primer párrafo de su novela Malva, el nacimiento de Malva Marina relatado en primera persona: "Mi nacimiento fue como un accidente de tráfico. Me detuve en seco, me quedé atrancada, retenida en un lugar a media vida entre el interior y el exterior del útero, en un túnel negrísimo. Tuvieron que tirar de mí con mucha fuerza para extraerme hacia la luz del día. No es de extrañar considerando el tamaño que tenía mi cabeza ya entonces, aunque su verdadero e imparable crecimiento aún no había empezado. Así y todo lograron sacarme y fui a parar a una fría habitación de hospital que excluía eficazmente el tórrido calor de Madrid...". Pero el mundo recién se enteró el año 2004, cuando se conocieron las primeras fotos de Malva Marina y se descubrió su tumba en el cementerio católico Oude Begraatplats en las afueras de Gouda (en el siguiente video de YouTube se puede acompañar al periodista chileno radicado en Holanda desde los años 80, Antonio Reynaldos y a la novelista holandesa Pauline Slot en la tumba de la desdichada niña).

Pauline Slot escribe Es tan largo el olvido publicada en Holanda. "El título está tomado del Poema 20. La novela narra la historia desde la perspectiva de María Antonieta Hagenaar y le da voz por primera vez a la mujer que Neruda llamaba "la carabinero" (Andrés Gómes Bravo, Neruda y las mujeres que abandonó: Maruca y su hija Malva, La Tercera, 7 de abril de 2010).

Sobre el hallazgo de la tumba de Malva Marina hay dos versiones consultadas por este columnista. La primera es una breve mención en un artículo: "De Malva Marina al menos queda una tumba en el cementerio de Gouda, descubierta en 2004 por Giny Klatser, traductora de las memorias de Matilde Urrutia al holandés" (Pedro Pablo Merino, Malva Marina habla desde la tumba, Revista de Libros El Mercurio, domingo 25 de febrero de 2018). No se entregan mayores informaciones. Ahora, el reportaje de Isabel Lipthay El regreso de Malva Marina, escrito en Münster, Alemania, el 13 de mayo de 2004, y publicado en Contraviento, es generoso en detalles sobre el descubrimiento de la desconocida tumba: "Isa: LA ENCONTRE!! Ayer entré al cementerio luego de la hora de cierre, recorrí las tumbas y allí estaba, pobretona y tapada de maleza, la pobrecita Malva. Te llamo por detalles". A renglón seguido Isabel Lipthay identifica su interlocutor: "Antonio Reynaldos, amigo chileno exiliado en Holanda, me lo comunicó desde allá el 4.4.2004, al encontrar -después de meses de largas pesquisas en archivos y entrevistas- la tumba de Malva Marina, la dolorosamente olvidada hija de Pablo Neruda". La tumba de Malva Marina estaba destinada a desaparecer, pues María Antonieta Hagenaar había pagado sus derechos hasta el año 2003: "Pensando que ya no existía, descubrió Antonio que hace poco, aquel cementerio antiguo fue declarado monumento nacional, y las tumbas quedarán allí". No deja de ser laboriosa jugada del destino que la tumba de la niña haya sido descubierta el mismo año en que se celebraba el centenario de su padre.

Inés María Cardone en su columna El secreto mejor guardado de Neruda (El Cultural, 14 de octubre de 2004) y autora del libro Las mujeres de Neruda, recuerda así la aparición de las fotos y de la tumba: "Justo estos días que celebramos el centenario del poeta, aparecen, casi por milagro, las únicas fotografías que existen en el mundo de Malva Marina Reyes. También ha sido descubierta su tumba. Todo ello en Holanda [...]. Como si quisiera "llamar la atención" de su padre, la triste historia de Malva Marina emerge desde el olvido más absoluto, con documentos y fotografías inéditas. Es el lado oscuro del poeta, una sombra en la celebración de los cien años del Nobel". Si el hallazgo de la tumba es un enigma resuelto por la investigación y el azar,  no menos lo es la forma cómo el mundo llegó a conocer las únicas fotos de la desdichada niña. Cardone cita en su mencionado artículo a la investigadora Alejandra Gajardo quien, "después de largas sesiones en internet descubrió un sitio con el nombre de Frederick Julsing, el hijo de Hendrick Julsing y de Gerdina Sierks, los padres adoptivos de Malva Marina Reyes". Sorprendido por el correo de la investigadora, Frederick Julsing lo responde con estas palabras: "Poco puedo colaborar con datos acerca de Malva. Cuando ella fue parte de nuestra familia yo tenía pocos años, pero recuerdo su adorable cara y su hermosa sonrisa. Si a alguien hace feliz puedo enviar fotografías". Un cuento misterioso con un final feliz, pues no mucho tiempo después de este verano de 1939, enviaría las únicas fotos de la hija del poeta.

La historia de las fotografías y de la tumba permitió, además, conocer algunos pasajes de la vida de Malva Marina: "Aunque sus recuerdos son vagos dice que le decían cariñosamente Malvita y se refiere a ella como "nuestra Malva". En cuanto a Maruca, comentó que la iba a visitar de vez en cuando. Según Fred la niña solo sonreía y disfrutaba de ser transportada por sus "hermanos" en un carretón de madera. Fred asegura que la niña Malva Marina nunca fue internada en un hospital y cree que murió en casa de sus padres. Lo que no olvida fue el hambre que pasaron por la escasez de alimentos en la guerra" (Cardone, texto citado). El secreto mejor guardado de Neruda menciona también el encuentro del periodista Antonio Reynaldos con Frederick Julsing: ""fueron años muy duros. Mi padre salía en su triciclo a conseguir comida al campo. También había bombardeos aéreos y Gouda sufrió mucho. Hasta hoy oír las sirenas me recuerda esos tiempos". Y el encuentro del periodista con Neils Leys, 85 años a la fecha de publicación del artículo, la niñera que cuidó a Malva Marina en Gouda: "En su relato comentó que la gente la miraba mucho porque su cabeza era demasiado grande y sus bracitos y piernas delgadas. Sin embargo, siempre sonreía y tenía una actitud alegre. "Era muy dulce", comentó. A María Antonieta la recuerda como una mujer alta, de pelo oscuro, que siempre le agradecía que cuidara de su hija. Ella traía el dinero que le daba a los Julsing por cuidarla y con esos ingresos financiaban su sueldo".

La historia oculta de la hija de Neruda es una pesadilla ya no sobre la conciencia del poeta, sino sobre su memoria ética rigurosamente resguardada por su cofradía de escritores y aliados comunistas, como lo demuestra la propia dificultad de Hagar Peeters para publicar su libro en Chile, el que se publicó finalmente en Colombia por la editorial Rey Naranjo: "Los editores tienen dificultad en publicar Malva, porque creen que es muy crítica y que entrega una imagen negativa de Neruda. Yo quería que saliera primero en Chile, pero no pude encontrar un editor". El libro fue publicado, finalmente, por el sello Rey Naranjo, de Colombia" (Pedro Pablo Merino, Malva Marina habla desde la tumba, Revista de Libros El Mercurio, domingo 25 de febrero de 2018). En Chile, dice Merino, "la autora advirtió que Neruda todavía es visto por muchos como una brújula moral. "Alguien que no se puede lastimar, el poeta paternal de la película 'Il postino', el creador del impresionante Canto general".

Pablo Neruda ocultó a su hija enferma y la abandonó. Ignoró su vida e ignoró su muerte. Jamás pudo imaginar que el espectro de Malva Marina aparecería bajo la forma de algunas fotografías y una tumba raída, y removería en su propia tumba su silenciada conciencia. Jamás pudo imaginar que año tras año, todos los días 2 de marzo, el espectro de su hija por él despreciada volvería como la aurora y el ocaso para recordarle su inconclusa labor de padre, y para acompañarlo, como en la novela Malva, a su propio funeral. Realidad y ficción que desnudan la falsa moral del hombre Pablo Neruda.

El premio Nobel, Pablo, no te consagra como hombre ni lava tu memoria.

 

ALEJANDRO CARREÑO T.

Profesor de Castellano, magíster en Comunicación y Semiótica,

doctor en Comunicación. Columnista y ensayista" (Chile)

 

Imagen de portada: Pablo Neruda / Infobae

 

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2021-03-18T00:01:00