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Discurrir por la rambla montevideana, esa que de oeste a este y viceversa marca el límite de la ciudad con el río de la Plata, siempre depara algún descubrimiento o da pie a una nueva anécdota.

"Si no los vemos, no significa que no estén ahí, sino que nuestros experimentos aún no son lo suficientemente buenos. Si seguimos tratando, algún día daremos en el clavo", afirma Sean Carroll, de Caltech, en California, en un diálogo con BBC Mundo, que lo interpela por la posibilidad de existencia de los "gravitones", que abrirían a su vez las puertas al descubrimiento de otra dimensión, más allá de las tres en que estamos habituados a movernos.

El concepto de dimensiones adicionales, que puede parecer futurista o más apegado a la literatura de ciencia ficción, existe de hace tiempo. Cobró notoriedad en el mundo de las matemáticas gracias a Bernhard Riemann, nacido en Alemania en 1826 y fallecido de tuberculosis en Italia antes de cumplir los 40 años.

Riemann tuvo un primer impulso de seguir los pasos de su padre, un pastor luterano, intentando probar la certeza del Génesis bíblico a través de razonamientos matemáticos. No duró mucho en esa intentona y se dedicó en serio a las matemáticas. Hizo numerosos aportes científicos, uno de los cuales fue la demostración de que en geometría podían existir más de tres dimensiones.

¿Cuántas veces hemos fantaseado con la posibilidad de encontrar algún portal que nos abra el pasaje a otra dimensión, a un universo paralelo o vaya a saber a qué ignoto estado de la materia?

Pero atentos, no me olvidé de los "gravitones".

En el Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en inglés), el acelerador de partículas más grande, de 27 quilómetros de extensión y ubicado a 175 metros bajo tierra, en la frontera entre Francia y Suiza, se disparan haces de partículas a velocidades que casi alcanzan la de la luz y, según los científicos, si las teorías actualmente desarrolladas son correctas, existe una muy diminuta probabilidad de que, cuando dos protones colisionen, una de las partículas subatómicas que surja sea un "gravitón". Y esto podría ser clave para desbloquear dimensiones ocultas.

¿Ciencia? ¿Ficción? ¿Ninguna? ¿Ambas? Vaya uno a saber.

Pensar que la rambla montevideana puede contener tanta cosa sin que muchas veces nos demos cuenta, obliga a detenernos y reflexionar.

"La novena puerta", The ninth gate en su versión original, La última puerta, como fue presentada en algunos países, es una película de 1999 basada en la novela El club Dumas, del español Arturo Pérez-Reverte, protagonizada por el hoy controvertido Johnny Depp.

La trama gira en torno al libro "Las nueve puertas del reino de las sombras", que supuestamente contiene los medios para invocar al Diablo y alcanzar la invencibilidad e inmortalidad.

Dicen los que saben que, muy cada tanto, una condensación de todo lo precedente - y mucho más- se instala en la rambla de Punta de Carretas, frente al Club de Golf, y quien logra descubrir sus secretos puede acceder a ser transportado y aparecer vaya a saber en qué otra galaxia, dimensión o universo, y bajo qué forma.

Están quienes aducen que la imagen representa algo mucho más trivial, pero, cuando volví para comprobarlo, no había rastros, ni de las puertas ni del singular caballero que desafiaba a la novena.

Vaya uno a saber.

 

DANIEL FELDMAN

Director/CONTRATAPA

Imagen tomada en la rambla de Punta Carretas, Montevideo, el 16/03/2023