Algo más sobre la biosemiótica

Gabriel Francescoli

Contenido de la edición 01.08.2022

 

En un artículo anterior expusimos algunos principios básicos de la biosemiótica, intentando mostrar que la comunicación en los seres vivos responde al uso de tres tipos básicos de signos, y que solo un tipo de ellos son convencionales o arbitrarios.

El hecho de que esos signos arbitrarios sean mayoritarios en algunos sistemas comunicativos biológicos, no quita que se usen los tres tipos, y que algunos sistemas biológicos simples puedan carecer del uso de signos convencionales.

Muchos de los postulados de la biosemiótica como tal parten del trabajo de Jakob von Uexküll (1864-1944), un naturalista originario de los territorios bálticos, que publicó varios libros y trabajos a propósito del relacionamiento de los seres vivos con su mundo exterior y con los otros seres vivos. 

En varias de sus obras, especialmente en "Una teoría del significado" y en "Biología Teórica" (que, a pesar de lo que su nombre indica, no era totalmente teórica) von Uexküll describía lo que él llamaba (en alemán) el Umwelt de los animales, lo que podría traducirse aproximadamente como "el mundo alrededor" de cada especie o forma animal. O sea que el autor ponía énfasis en lo que cada animal, a través de sus órganos sensoriales, podía detectar del mundo exterior, y cómo podía interpretarlo en base a esa información que los sensorios le aportaban.

Obviamente, las diferencias de sensorios entre distintas especies animales (o incluso grupos etarios, sexos, individuos) indicaban que, ante una misma posible realidad externa, las interpretaciones de esta serían posiblemente diferentes, y eso tanto para sensar el ambiente como para recibir señales de comunicación de otros organismos de la especie.

Cada especie tiene su propio "mundo alrededor" en el que vive y que representa el "espacio" externo que a la especie le "importa", para dar significado a su accionar. Ese "mundo alrededor" que se detecta a través de los sensorios, es lo que funciona como escenario del desarrollo de la vida de las diferentes especies de seres vivos; allí es donde consiguen su alimento, buscan sus parejas, se reproducen, tienen relaciones sociales, construyen sus refugios, etc. Todas esas "informaciones" devienen de la interpretación de lo que sus sensorios detectan en el "exterior" y su relación con los estados interiores del individuo.

Esto explica por qué nos es difícil lograr interpretar el comportamiento de una especie (y más aún, sus señales de comunicación) cuanto más alejados están sus sistemas sensoriales de los nuestros. En principio nos resultaría más fácil entender los comportamientos y comunicaciones de un primate, que se nos parece mucho desde el punto de vista sensorial, y por lo que podemos tener una mejor hipótesis de cómo podría interpretar el mundo, que los de un pez eléctrico (por poner un ejemplo más o menos extremo) que interpreta su entorno en base a las modificaciones que sufre el campo eléctrico que emite para sensar el exterior. Pero aún así, siempre podemos partir de la base de que estas especies usarán, para comunicar, alguno(s) de los tres tipos de signos arriba mencionadas, a través de los canales de comunicación de los que se sirvan, y que estarán relacionados con los sensorios que tiene y sus capacidades.

Entonces, uno de los cometidos de la biosemiótica es intentar entender cómo los diferentes organismos se comunican; en base a qué tipo(s) de signos se comunican; en caso de detectar signos convencionales o arbitrarios, intentar entender cómo se originaron y qué significan (proceso conocido como "meaning making", es decir construcción del significado); cuál fue el proceso evolutivo que llevó a esos signos convencionales a desarrollarse hasta la forma que tienen actualmente; si existen signos que actúan de forma interespecífica (que los hay); si existe, al menos en algunas especies, cierto nivel de intencionalidad al comunicar, como la que podemos detectar en nosotros mismos; si otros organismos poseen la capacidad de mentir o esconder información (que sí los hay); y muchos otros tópicos más que construyen un largo etcétera.

Para lograr estos objetivos, la biosemiótica se sirve de los conocimientos obtenidos por dos ramas de la ciencia que la componen (y que existían previamente al desarrollo de la disciplina) que son: la biología (especialmente la etología) y la semiótica.

La etología aporta conocimiento básico sobre el comportamiento de los animales, y la semiótica aporta modelos de construcción de significado, sistemas de señalización e interpretación, etc. Ambas disciplinas aportan a la biosemiótica espacios de reflexión acerca del desarrollo de la "mente" y sus contenidos, del desarrollo de la intencionalidad en la acción y la comunicación, y el estudio de las capacidades cognitivas que estos elementos antes mencionados implican, para intentar realizar una síntesis de los mismo que nos lleve a comprender mejor a las especies vivientes de nuestro mundo y, eventualmente, a nosotros mismos.

Esta nota es breve, pero espero que los ponga a pensar. En una próxima nota trataremos de desarrollar más algunos de estos conceptos y seguir explicando el papel que la biosemiótica juega y puede jugar en el conocimiento del "mundo alrededor" de nuestra propia especie.

 

GABRIEL FRANCESCOLI

Doctor en Biología, encargado de la Sección Etología de la Facultad de Ciencias

 

(Las opiniones vertidas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la institución en la que se desempeña)

 

Imagen de portada: adhocFOTOS/Javier Calvelo

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2022-08-01T14:44:00