Historias olímpicas – Capítulo VIII: Múnich 1972, Operación Cólera de Dios

Contenido de la edición 28.12.2021

 

En la tarde del 6 de setiembre de 1972, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, durante el discurso en homenaje a los 11 miembros de la delegación israelí asesinados en manos del grupo terrorista Setiembre Negro, afirmó: "Los juegos deben continuar y nosotros continuar esforzándonos por mantenerlos limpios, puros y justos." Las palabras infames de Brundage fueron el corolario del desastre y la tragedia.

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En la anterior entrega de Historias Olímpicas, detallamos el atentado perpetrado por el movimiento Setiembre Negro, facción extremista escindida de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina); desde que saltaron la verja que delimitaba el perímetro de la villa olímpica en la madrugada del 5 de setiembre, hasta el trágico final en el aeródromo de Fürstenfeldbruck.

Los ocho hombres armados se congregaron en la puerta del apartamento 1 de la calle Connolly, ocupado por los entrenadores y jueces de la delegación israelí. Allí ingresaron a la fuerza, interrumpiendo los Juegos de la Alegría que se venían desarrollando con normalidad desde el 25 de agosto. 

Con el eslogan "Juegos de la Alegría" los organizadores de los Juegos de la XX Olimpíada pretendían borrar la imagen de los Juegos de Berlín 1936, cuando la estructura propagandística nazi aprovechó la mayor fiesta del deporte para demostrarle al mundo la grandeza y el resurgimiento alemán después de la Primera Guerra Mundial.

El espíritu en Múnich era diametralmente opuesto a aquella gran puesta en escena. Las banderas del tercer Reich, los alambre de púas, las figuras atléticas que exaltaban los rasgos arios, los efectivos de las SS, vestidos con las rigurosas prendas negras diseñadas por Hugo Boss, habían sido trocados por un clima festivo, en donde los integrantes de las diferentes delegaciones, sin importar credo o raza, podían fraternizar libremente, en una ciudad dispuesta para la ocasión y con un comité organizador que prefirió bajar la guardia, prescindir de férreas medidas de control y desoír las recomendaciones de los expertos en seguridad.       

El psicólogo policial Georg Sieber, que había estudiado el proceder de grupos armados como el Ejército Republicano Irlandés, la OLP, las Baader-Meinhof, presentó al comité organizador 26 escenarios catastróficos posibles, y los hechos del 5 y 6 de setiembre de 1972 la dieron la razón. La eventual situación número 21 daba cuenta del ingreso a la villa de un grupo palestino. Esta omisión, agregada a una concatenación de errores tácticos, terminó saldándose con el asesinato de 11 atletas israelíes, un policía alemán y cinco de los secuestradores.

 

Ankie Spitzer en la habitación donde asesinaron a André Spitzer. Fuente Kyodo News

¡Otra vez Alemania! Parecía ser el sentimiento del pueblo judío. El horror del Holocausto en ese mismo suelo, Dachau a una veintena de kilómetros de la villa olímpica. Nuevamente el miedo y la sangre derramada. Y a juzgar por las frías palabras de Brundage, nuevamente, el show debía continuar.

La respuesta del gobierno de Israel no se hizo esperar. La primera ministra Golda Meir formó en secreto el Comité X, en el que le encomendó al servicio de inteligencia, MOSSAD, identificar y eliminar a todos los involucrados en el atentado de Múnich. Espías infiltrados en la OLP confeccionaron una lista primaria con 11 nombres. El siguiente paso implicaba la eliminación de los objetivos bajo la premisa de "negativa plausible", es decir, asesinar a los elementos identificados sin que estas operaciones supusieran un nexo con el gobierno de Meir. Cabe aclarar que los líderes de Setiembre Negro encargados de idear el atentado en Múnich vivían en países europeos y países árabes de Medio Oriente, y todo tipo de actividad militar en suelo soberano extranjero estaba prohibida por leyes internacionales.     

Mike Harari, líder del grupo Kidon (bayoneta en hebreo), fue el encargado de llevar adelante y dirigir las maniobras de la Operación Cólera de Dios. La primera intervención fue en Roma. El 16 de octubre, dispararon contra el traductor Abdel Wael Zwaiter en el hall del edificio en donde vivía.

No solo se trataba de vengar a los atletas israelíes; la operación pretendía, además, amedrentar a Setiembre Negro o, como dijo un alto mando del MOSSAD, David Kimche: "Queríamos hacerles mirar por encima del hombro y que sintiesen que estábamos encima de ellos."

El segundo operativo tuvo lugar en la capital francesa el 8 de diciembre de 1972. En esa oportunidad el objetivo fue el Dr. Mahmoud Hamshari, que fuera contactado por uno de los integrantes del grupo Kidon haciéndose pasar por periodista. La presunta entrevista sirvió para alejar a Hamshari de su casa, donde vivía con su esposa e hija. Esa estrategia permitió que parte del grupo ingresara a su casa a colocar una bomba en el teléfono. Días más tarde, el falso periodista volvió a llamar y cuando atendió, se accionó el dispositivo que hizo estallar la bomba que terminó con su vida.

Entre las dos primeras operaciones del MOSSAD ocurrió un hecho al que ya hicimos referencia en la entrega anterior. A finales de octubre, un grupo del Setiembre Negro, secuestró un avión de la compañía Lufthansa, que cubría la ruta Damasco-Beirut-Ankara-Múnich-Frankfurt. Los secuestradores exigían la liberación de los 3 terroristas que habían sido capturado en el aeródromo de Fürstenfeldbruck, o de lo contrario harían estallar el avión. El gobierno alemán, que no quería cargar con otra tragedia, cedió a los requerimientos y aceptó los términos y condiciones: entregaron a los prisioneros en Zagreb y desde allí partieron en el Boeing 727-100 de Lufthansa secuestrado hacia Trípoli, donde finalmente liberaron a los rehenes del vuelo.

En enero de 1973, la Operación Cólera de Dios continuó en la isla de Chipre. En un hotel de Nicosia, colocaron explosivos debajo de la cama en donde se hospedaba Husein Al-Bashir, jordano miembro de la OLP, que mantenía lazos con la KGB. El cuarto objetivo fue el profesor de derecho de la Universalidad de Beirut, a quien dispararon en 12 oportunidades, el 6 de abril en la ciudad de París.

Tres días después, la Operación Cólera de Dios se trasladó desde Europa al Cercano Oriente. En la madrugada del 9 de abril, la Operación Primavera de la Juventud, tuvo lugar en Beirut. Parte del comando, liderado por Ehud Barak, que fuese primer ministro de Israel entre 1999 y 2001, arribó a las costas de la capital libanesa donde se reunieron con agentes del MOSSAD. Algunos, disfrazados de mujeres para no levantar sospechas entre los enemigos, se dirigieron al edificio donde se encontraban tres de los miembros vinculados a Setiembre Negro: Muhammad Youseff Al-Najjar, Kamal Adwan y Kamal Nasser. Tres brigadas del Sayert Matkal, la unidad de élite de las fuerzas de defensas israelíes, detonaron las puertas de los apartamentos y dieron de baja a los objetivos; mientras tanto, en la calle el resto del comando se tiroteó con policías libaneses. En este episodio además de los tres objetivos de la Operación, fallecieron siete policías durante el tiroteo en la calle; durante la incursión militar también falleció la esposa de uno de los palestinos y un vecino perdió la vida a raíz de las explosiones.

Entre abril y junio se llevaron a cabo otras tres operaciones en Atenas, Roma y París, en las que se dio de baja a Zaiad Muchasi, Abdel Hamid Shibi, Abdel Hamid Nakaa y Mohammad Boudia.   

A pesar de la seguidilla de asesinatos de los miembros vinculados al movimiento Setiembre Negro, no se había dado con el paradero del cerebro del atentado de Múnich, Ali Hassam Salameh, "El Príncipe Rojo".

 

Ali Hassam Salameh "el príncipe rojo" cerebro de los atentados de Múnich. Fuente The National

El 18 de julio de 1973, el MOSSAD voló a Oslo, tras lo que fuera una pista falsa. Tres días después, instalados en la pequeña ciudad noruega de Lillehammer, en donde se presumía que se hallaba El Príncipe Rojo, una brigada improvisada por el poco tiempo en el que pudieron planear el ataque, asesinó de 14 disparos al joven marroquí de 23 años, Ahmed Bouchiki, que trabajaba como camarero hacía 5 años. La policía noruega prendió y encarceló a seis de los involucrados; sin embargo, dos años después fueron liberados y enviados de regreso a Israel.

Ahamed Bouchiki. Fuente Haaretz

La Operación Cólera de Dios tuvo un paréntesis luego del asesinato de Bouchiki. Al ideólogo de Múnich, Salameh, se lo vio junto a Yasser Arafat cuando este fue invitado a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1974. Asimismo, la operación castigo se retomó años más tarde bajo las órdenes del primer ministro Menachem Begin. En tal sentido, se encontró la huella del Príncipe Rojo en Beirut a principios de 1979, donde se lo asesinó por medio de la explosión de un coche bomba el día 22 de enero.

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El espíritu de Historias Olímpicas es abordar el contexto histórico, político y social que circunda los Juegos Olímpicos, y permitirnos, a su vez, reflexionar sobre diferentes acontecimientos que nada tiene que ver con la fiesta deportiva, y cómo esta se ve empañada por situaciones ajenas a los atletas.

Así fue el caso de Berlín en el auge del nazismo, de México con la masacre de Tlatelolco previo a la inauguración de los Juegos y con todo lo que vivieron los atletas afroamericanos que realizaron en saludo del Black Power en la coronación de los 200 metros. Lamentablemente Múnich representó otro episodio trágico, un atentado en la villa olímpica, otro episodio sangriento que se llevó la vida de 11 deportistas y la repercusión posterior a la que acabamos de referir.

 

Ankie Spitzer en Tokio 2021. Fuente The Times of Israel

A modo de cierre podríamos mencionar a Ankie Spitzer, la viuda del esgrimista André Spitzer, que condenara los hechos de la Operación Cólera de Dios argumentando que la sangre derramada no es una forma de hacer justicia. Ankie fue la abanderada de los familiares de las víctimas, que estuvo casi medio siglo tras el COI con un pedido: un minuto de silencio durante la ceremonia inaugural en homenaje a las víctimas de Múnich. En Montreal 1976 amenazas de boicot de las naciones árabes echaron por tierra el pedido; en Barcelona 1992 la expulsaron por llevar la política al deporte; en Londres 2012 contó con el apoyo del príncipe Carlos y el por entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama, pero el presidente del COI, Jacques Rogge, terminó declinando y arguyendo que tenía las manos atadas. Recién en la inauguración de los Juegos de Tokio 2020 se realizó un minuto de silencio en homenaje a los atletas israelíes. 

Ankie, en agosto de este año, durante los Juegos de Tokio declaró a Mailonline: "Fue un momento increíble, un momento que nunca olvidaré, uno de los momentos más felices de mi vida. Finalmente puedo sonreír de nuevo cuando hablo de los Juegos Olímpicos."

MATÍAS MATEUS

Escritor

 

Imagen de portada: las 11 víctimas integrantes de la delegación israelí/Ynetespano.com


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2021-12-28T20:29:00