Revisitando un tema ya tratado: la mentira en el reino animal (parte II)

Gabriel Francescoli

Desde el punto de vista evolutivo no es bueno que una mentira progrese mucho ya que eso potencialmente "descompensa" el sistema.

Contenido de la edición 22.07.2021

 

Decíamos al final del artículo anterior que las estrategias mentirosas, evolutivamente hablando, pueden progresar en las poblaciones animales solo hasta cierto punto, porque en algún momento van a ser frenadas o "contrapesadas" por otros procesos evolutivos que balancean la situación.

¿Por qué? Porque desde el punto de vista evolutivo no es bueno que una mentira progrese mucho ya que eso potencialmente "descompensa" el sistema. En eso podemos hacer referencia a una muy conocida frase que dice que "se puede engañar a algunos durante cierto tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo".

Los animales tienen ciertos mecanismos para "detectar" mentirosos, y eso lleva a que en ciertas situaciones los receptores de las señales puedan desafiar a los emisores para ver si pueden "respaldar" las informaciones que brindan.

¿Cómo hacen los animales para detectar a los mentirosos?

Bien, en teoría existen varios "métodos". Uno de ellos es utilizar la información recibida, pero poniéndola en contexto en base a otras informaciones procedentes de otras fuentes, para "validarla". Eso significa que los animales pueden (en realidad, podemos, porque los humanos somos también animales) "contrapesar" las informaciones que reciben de un interlocutor contra informaciones recibidas de otros emisores, informaciones del ambiente (tanto biótico -otras especies-, como abiótico -variables ambientales-), información que deviene de encuentros anteriores con los mismos individuos y/o de experiencias anteriores que están guardadas en la memoria. Esas informaciones recabadas en el presente o pasado inmediato, u obtenidas de la memoria, permiten que el receptor evalúe la información recibida y tome una decisión que lo lleve a aceptar lo que se le informa (y actuar en consecuencia), a requerir más información antes de decidir, a decidir en base a las informaciones ambientales o previas (guardadas en la memoria) y actuar así sin considerar mayormente lo que se le informa o, lisa y llanamente, a ignorar la comunicación.

Esto, por ejemplo, en una situación de cortejo para la reproducción (supongamos un macho cortejando a una hembra, la situación aparentemente más usual) llevaría a que la hembra necesite más información (lo veremos más adelante) o a que considere que no necesita o no "crea" en la información brindada porque informaciones previas (de otras interacciones anteriores o que vienen genéticamente programadas) o del ambiente "desmienten" o llevan a que no considere a ese individuo para aparearse.

En cuanto a la mayor "demanda" de información, siguiendo con el ejemplo, si la hembra necesita más información (o más tiempo para procesarla), no responde al cortejo pero tampoco se retira o ataca al macho, sino que espera a que el mismo reitere o aumente su comportamiento de cortejo; o sea, apela a generar un comportamiento de cortejo iterativo (repetitivo) que, en teoría, con cada ciclo iterativo de cortejo aumenta la cantidad de información aportada y/o la afirma y/o permite a la hembra procesar mejor la información recibida antes de decidir.

Este proceso iterativo tiene, en muchos casos, la ventaja de que mientras el macho corteja (y se mantiene excitado) la hembra potencialmente va subiendo sus niveles de excitación y receptividad, y si al final decide aceptar a ese macho, los miembros de la pareja estarán más coordinados desde el punto de vista fisiológico, de manera de acrecentar las chances de una reproducción exitosa.

La contracara de este proceso es que, si el macho no es capaz de mantener o aumentar sus niveles de cortejo, la hembra puede decidir que el macho, después de todo, no es tan "bueno", y no aceptarlo.

Aquí también entra una variable que no mencionamos antes y que tiene que ver con la condición reproductiva de la hembra. Si la hembra no está en pleno en condición reproductiva, aunque el macho sí lo esté, el proceso no progresará; también influye la edad de la hembra y sus posibilidades de reproducción futura, así como en qué momento de la época reproductiva se produce el encuentro. Si la hembra está cerca del final de su vida reproductiva (diciéndolo claramente, le quedan pocos óvulos para invertir en la futura descendencia, de lo que depende su éxito reproductivo y evolutivo), la hembra puede decidir "rebajar sus estándares" y aparearse con un macho de nivel "bajo", so pena de que si no lo acepta se quedarían sin poder reproducirse y sin "usar" los últimos óvulos que le quedan. Ante esa perspectiva, la hembra del ejemplo puede estar más proclive a aceptar un macho de menor calidad, o a un "mentiroso".

Para terminar, ¿por qué la posibilidad de la mentira no es eliminada por selección natural? Aparentemente la explicación sería que muchas veces hay mentiras que no son detectables por los individuos involucrados, pero que afectan solo a una parte de la población. En ese aspecto, la mentira es una acción "densidad dependiente", en el sentido de que es "admisible" si los casos de mentira y los errores a los que induce no sobrepasan una incidencia teórica del 50%. Los bajos porcentajes de incidencia pueden ser "tolerados" por los sistemas biológicos de comunicación, pero si superaran el 50% de los casos estaríamos ante una nueva situación paradigmática o frente a lo que podríamos llamar una "nueva verdad".

O sea que, mientras ciertas mentiras no se difundan extensamente ni afecten a un porcentaje alto de la población, entonces son "tolerables" por el sistema, pero cuando pasan a ser mayoritarias, se presentan los problemas.

Estos ejemplos son una muestra de que si bien existen "resquicios" para la mentira (con las ventajas y desventajas evolutivas que ello acarrea en cada situación), los sistemas de comunicación animal son bastante seguros, se "autodepuran" y no permiten que ciertas situaciones progresen demasiado, dañando así al sistema.

Aunque, obviamente, siempre puede haber excepciones, especialmente si los sistemas comunicativos o los ambientes en los que se desarrollan se ven alterados a una velocidad tal que los procesos evolutivos no logran "reacomodarlos". Muchas veces, quizá la mayoría de las veces, esas alteraciones provienen de la acción humana, y ello afecta visible e invisiblemente a las especies animales con las que cohabitamos en el mundo, y a eso que llamamos biodiversidad.

GABRIEL FRANCESCOLI

Doctor en Biología, encargado de la Sección Etología de la Facultad de Ciencias

 

(Las opiniones vertidas en esta nota son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la institución en la que se desempeña)


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2021-07-22T00:07:00