CALLE A CALLE MVD (*) – “Prácticamente” desconocido
Daniel Feldman
Contenido de la edición 20.08.2024
Los nombres que van a ser asignados a las vías públicas nunca son fruto del azar, si bien muchas veces sí parece azarosa su distribución.
El nomenclátor de las calles de Montevideo tiene sus idas y vueltas, sus vaivenes, pero no hay dudas que va construyendo de alguna manera la identidad de la ciudad, y asentando su historia.
No en vano, como ya vimos en notas anteriores, la vía con el nombre del buque que trajo desde Canarias a los primeros pobladores de Montevideo se ha convertido hoy en una denominada calle de integración. Podemos transitarla desde la Escuela de Artes y Artesanías Pedro Figari, nombrada en homenaje al gran pintor y también insigne abogado, educador y político, hasta desembocar en la plaza Juan Ramón Gómez, llamada así por el primer presidente de la Asociación Rural del Uruguay y hermano de Leandro.
Bastante alejada de la Señora de la Encina, en las raíces mismas de nuestra urbe, la plaza Zabala, que homenajea al fundador la rodeamos por la circunvalación que lleva por denominación su villa de nacimiento, Durango, ciudad hoy hermanada con la nuestra. Y a poquitos pasos, se repite el nombre de Zabala, para dar paso de rambla a rambla a la calle que lo recuerda.
Hablamos de orígenes, primeros pasos. Sin embargo, pocos o muy pocos conocen a Pedro Gronardo. Vayamos por partes.
Así como pocos tienen noticia de Gronardo, es escasamente sabido que el "practicaje" es una de las profesiones más antiguas. También es de las menos conocidas, a pesar de ser de las más importantes en lo que a seguridad en la navegación se refiere.
El práctico es un capitán de barco que conduce las naves en aguas peligrosas, como puede ser puertos, ríos o canales angostos. Si bien aborda la nave en esa condición, se desempeña como asesor, y legalmente es el capitán del buque el que mantiene la jefatura.
Se los menciona en el libro de Ezequiel (el tercero del Tanaj, la biblia hebrea), en la Ilíada y la Odisea de Homero, en la Eneida de Virgilio. Dicen los libros de historia que la famosa Armada Invencible de España sufrió su derrota en 1588 en gran parte por no haber podido embarcar a los prácticos en Dunkerque.
La actual denominación de práctico es una abreviación de "piloto práctico", y en lenguas anglosajones y afines se los llama "pilot", o más exactamente "marine pilot", para diferenciarlos de otros. Dicen que el término proviene del holandés "peilen" (medir, indicador) y "loot" (que refiere al peso que lleva en su extremo la sonda para medir profundidades). En antiguo castellano se los conocía como "lemanes", y no se piense que con este término alguien quiso abreviar para referirse a los alemanes. Simplemente era una deformación del vocablo inglés "helmsman" (timonel).
A manera de ejemplo, en su autobiográfica La vida en el Misisipí, el célebre Mark Twain relata sus experiencias como aprendiz de práctico en un vapor.
Pedro Gronardo no era literato y es poco y repetitivo lo que ha quedado respecto a él. Se piensa que nació en España, en la segunda mitad del siglo XVII, aunque algunos afirman que también pueda haber sido Buenos Aires el lugar en que vio la luz por primera vez.
Sin embargo, jugó un papel fundamental en el origen de Montevideo. Se desempeñaba como práctico del puerto de Buenos Aires, y también embarcaba cueros en la desembocadura del Santa Lucía en el río de la Plata, posiblemente dedicado al contrabando, algo que no era tan mal visto por aquellas épocas. Fue realizando esos menesteres que el 1° de diciembre de 1723 avistó en nuestra bahía un navío de guerra portugués y a un destacamento que estaba comenzando la construcción de un asentamiento en lo que hoy es el cruce de las calles Cerrito e Ituzaingó, en la Ciudad Vieja.
Y precisamente este avistamiento de Gronardo fue el que precipitó la fundación de Montevideo, a la que el rey Felipe V venía impulsando con insistencia desde hacía unos años pero que Zabala (que por entonces firmaba Zavala) hacía oídos sordos.
Gronardo se mudó para esta orilla del Plata, constituyéndose en uno de los primeros habitantes de la incipiente ciudad.
Junto a su socio Jerónimo Eustache, alias "Pistolete", construyó un rancho de piedra, barro y cuero en el solar número 5 ubicado en la hoy calle Treinta y Tres casi Piedras, adjudicándosele un poco más adelante toda la manzana que hoy completan las calles Cerrito y Misiones. Se puede decir que era una vivienda de destaque para la época, e investigaciones recientes parecerían indicar que tenían intención de mejorarla.
Esta propiedad, con sus avances, fue declarada monumento histórico nacional y hoy es propiedad de la Fundación María Tsakos, que durante varios años la usó como sede para sus cursos de idioma griego y actividades culturales.
Ahí, con su socio, pusieron en marcha la que sería la primera pulpería y almacén de ramos generales de la novísima ciudad. Pero la dicha no es eterna y, peor aún, a veces es bastante efímera. Pistolete murió pocos meses después, ahogado en el Santa Lucía, y en enero de 1727 siguió sus pasos el propio Gronardo, como consecuencia de la explosión de una pieza de artillería en un barco inglés en el que estaba cumpliendo sus funciones de práctico. Fueron así de los primeros montevideanos en fallecer.
La casa que construyeran Gronardo y Pistolete fue donde a partir del 1° de enero de 1730 -fecha de la fundación jurídica de Montevideo- se instaló el cabildo o ayuntamiento, y hasta 1737 continuó como tal.
Uno podría pensar que Gronardo merecía una calle en la Ciudad Vieja, bien cerca de su asentamiento como uno de los primeros pobladores. Pero no, la calle que lleva su nombre, inicialmente Gronardo a secas, nace en J. J. Rousseau, atrás del intercambiador Belloni, y discurre hasta la avenida Gral. Flores, atravesando el barrio Ituzaingó. Supongo que los pobladores de la zona deberán sentirse orgullosos depositarios de, aunque sea algo, un poco del origen de Montevideo. Ya en noviembre de 2018 el intendente de Montevideo envió el proyecto de decreto a la Junta Departamental que propiciaba, en su artículo 17, lo siguiente: "Modifíquese en lo pertinente la resolución de la Junta Económico Administrativa de 20/03/1919, designando con el nombre de Capitán Pedro Gronardo la calle Gronardo". A pesar de eso, la cartelería aún nos sigue refiriendo a Gronardo, a secas, y en general en forma bastante deslucida
De su socio Pistolete poco y nada sabemos, pero a partir de agosto de 1999 su nombre abona una plaza de la ciudad, a partir de una escueta resolución que en su fundamentación establece la propuesta de denominar "plaza Jerónimo Eustache (Pistolete) al espacio libre comprendido entre la citada Rambla [Naciones Unidas, en el tramo denominado Francia] y las calles Guaraní, Reconquista y Maciel, señalando que Enrique Azarola Gil en su libro 'Los orígenes de Montevideo, (1607/1749)' afirma que era un soldado de Lemos convertido en poblador del paraje, socio de la Pulpería de Pedro Gronardo, quien siendo práctico del río, tuvo un papel decisivo en la instalación española en nuestra península y la consiguiente fundación de Montevideo". Sin embargo, el espacio libre sigue siendo tal, tan libre que ni siquiera una deslucida placa lo señala.
Del barrio Ituzaingó hasta las cercanías del puerto atravesamos una parte extensa de la ciudad, y de alguna manera intentamos que nuestros dos personajes se den la mano a través del tiempo y las peripecias de la ciudad, aunque sus nombres y apodos no sean tan lucidos como muchos de cierta rimbombancia de hoy, pero que por aquellos tiempos eran tan o más deslucidos que un simple Gronardo y un vulgar Pistolete.
Salute.
DANIEL FELDMAN
Director de CONTRATAPA
(*) CALLE A CALLE MVD pretende acercarnos al por qué de los nombres de las vías públicas de la ciudad... y tal vez a otros desvaríos