Historias olímpicas – Capítulo XIII: Lance Armstrong, el preferido de los vampiros (segunda parte)

Matías Mateus

Contenido de la edición 15.09.2022

 

Después de abordar la trama de Sochi y el Plan Estatal 14:25 de la RDA, entendimos necesario dedicarle un capítulo a Lance Armstrong, un caso paradigmático en la historia del dopaje.

Tras el retiro de Lance Armstrong, el ciclismo se quedaba sin su monarca. El Tour de Francia iniciaba con un prólogo en Estrasburgo sin un candidato sólido para coronarse en París. Quien finalmente se subió al podio en los Champs Elysées, vestido de amarillo, fue Floyd Landis, excompañero del antiguo líder del U.S Postal.

El vencedor, que en esa temporada comandaba las filas del equipo Phonax, tres días después de celebrar su victoria fue notificado por la UCI de un control antidopaje positivo de testosterona realizado en la etapa 17.

La edición del Tour del año siguiente, encontró al "pollo" Michael Rasmussen, danés del Rabobank, como líder en la octava etapa y ampliando ventajas sobre sus rivales hasta más de tres minutos en la fracción 16, que ganó con arribo al Col d'Aubisque, tras un recorrido de 218,5Km. Pero al día siguiente, Rasmussen no se presentó en la línea de salida. Su equipo lo había expulsado de la competencia debido a las mentiras que esgrimió por ausentarse a controles antidoping. Años después, el ciclista danés confesó que había utilizado sustancias prohibidas durante toda su carrera.

En febrero de 2006 la Guardia Civil española inició la Operación Puerto, una investigación que el 23 de mayo detuvo en primera instancia a los responsables de una red de dopaje liderada por el doctor Eufemiano Fuentes, su mano derecha José Ignacio Laborda, Vicente Belda, Yolanda Fuetes y el director del equipo Liberty Seguros, Manolo Sáenz. Más de cincuenta ciclistas eran clientes de la red, pero también acudían a Fuentes futbolistas, atletas, boxeadores y tenistas.

Como el dopaje por ese entonces no era delito en España, el juez Serrano archivó la causa. Sin embargo, las investigaciones continuaron en Alemania, Italia y Francia. De los deportistas implicados y reconocidos por la Guardia Civil solo pudieron confirmar al excampeón del Tour de Francia de 1997 y principal rival de Armstrong en el periodo 1999-2005, Jan Ullrich (retirado), al italiano Ivan Basso, segundo en el Tour de 2005 (dos años de sanción), a Alejandro Valverde (dos años de sanción en Italia, universalizados por el TAS), Michelle Scarponi (18 meses de sanción), Giampaolo Caruso (sanción de dos años absuelta por el TAS) y a Jörg Jaksche (un año de sanción), estos últimos tres corredores del equipo dirigido por Manolo Saenz.

Recién en el año 2013 la Audiencia Provisional de Madrid dictó sentencia contra los responsables de la red, con penas leves, y asimismo en 2016 todos fueron absueltos.   

La UCI en el año 2008, después de los escándalos de dopaje que ponían al ciclismo en la mira, donde se perdían patrocinadores y la afición descreída se alejaba del deporte, instauró un sistema de control llamado Pasaporte Biológico.

El Pasaporte Biológico recopila información de los deportistas en análisis de sangre y orina, creando un perfil sanguíneo y endócrino en un determinado periodo, estableciendo así un margen de valores normales entre los que se deberían mover los controles. La diferencia con los controles habituales es que estos solo detectaban la presencia de sustancias prohibidas en el momento del control, en cambio el pasaporte biológico puede detectar alteraciones en los valores sanguíneos tanto en competencia como fuera de ella.

Con el sistema del Pasaporte Biológico en vigencia, cada tres meses los ciclistas debían informar a la UCI su ubicación diaria, posibles horarios para recibir visitas, y a su vez tenían la obligación de notificar cambios de paraderos. Esto es relevante, puesto que un atleta que no sea encontrado en el domicilio proporcionado tras la visita de un "vampiro" (en la jerga vampiro es el funcionario que arriba a un domicilio a extraer muestras de sangre para ser analizadas) de cualquiera de las agencias antidopaje, quedará bajo sospecha y se le iniciará una investigación, al igual que si los resultados de los análisis recogen valores fuera de los parámetros detallados en su Pasaporte Biológico.  

Durante el tiempo en el que se conocieron sanciones para Floyd Landis y la quita de su triunfo en el Tour de Francia de 2006, la expulsión de Michael Rasmussen, la Operación Puerto y la implementación del Pasaporte Biológico, el protagonista de esta historia estuvo fuera del ciclismo profesional.

Armstrong continuó recaudando fondos en la lucha contra el cáncer y acumulando dinero gracias a los contratos con sus patrocinios; pero también estuvo defendiéndose de acusaciones, en medios de comunicación como en juzgados federales.

En el verano de 2005 tuvo que declarar ante un juzgado por las denuncias realizadas por su excompañero Frankie Andreu y su esposa Betsy, que afirmaban que estuvieron presentes en la sala del hospital de Indiana cuando Armstrong le aseguró al médico que lo operó de su cáncer testicular que había consumido sustancias dopantes. El texano miraba fijamente a la cámara o a quienes lo indagaban, según sea el caso, y como un encantador de serpientes esgrimía su defensa negando todo tipo de acusación, asegurando que era ridículo poner su vida en riesgo al consumir sustancias prohibidas después de librarse de una sentencia de muerte. A su vez, replicaba con contrademandas, a sabiendas de que él estaba mintiendo; pero, sobre todo, consciente de que tenía a su favor el poder económico y político para destrozar a sus detractores.

En agosto del 2005 el diario francés L'Équipe titulaba "Le mensonge de Armstrong" (La mentira de Armstrong) y presentaba pruebas de controles realizados respectivamente en el 2004 y de muestras tomadas en el tour de 1999 que estaban contaminadas con EPO.

Ante la publicación de L'Équipe la UCI pidió un informe que terminó saliendo favorable a Lance Armstrong. Dicho informe, pagado por la Unión Ciclística Internacional, costó 100.000 euros, cifra que ese mismo año el propio Armstrong donó a la institución regente del ciclismo para la compra de equipamiento en aras de mejorar los controles antidopaje.

 

LA ESPERANZA HA VUELTO

El anuncio de que Lance Armstrong volvía al circuito profesional de ciclismo supuso una revolución. A los 38 años, el heptacampeón del Tour de Francia regresaba a la ruta. Muchos recibieron con alegría la noticia, asegurando que la esperanza había vuelto; por otra parte, el bando de los escépticos crecía.

En los hechos, el regreso de Armstrong supuso el comienzo del derrumbe de su gran mentira.

Johan Bruyneel le hizo un lugar en el Astana, escuadra kazaja que dirigía. Pero había un nuevo sheriff en la ruta: el español Alberto Contador, campeón del tour del 2007.

La performance de Armstrong no estuvo cerca de ser una temporada de ensueño: se preparó en el Giro de Italia con un discreto decimoprimer lugar en la clasificación general. Un mes después, y ante un pronóstico desfavorable, logró subirse al tercer escalón del podio. Durante las tres semanas que duró la ronda gala, reinaron las tensiones a la interna del equipo Astana, en donde Contador y Armstrong apenas se cruzaban las miradas. 

En la etapa 17 Contador sostenía un sólido liderazgo sobre los hermanos Andy y Frank Schleck del Saxo Bank y sobre su colíder y compañero, Lance Armstrong. La orden de Bruyneel era clara: defender el maillot amarillo y la tercera posición del texano en la clasificación general. Pero el español decidió atacar en el último puerto, llevándose a rueda a los Schleck, que aventajaron al resto del grupo de favoritos. Al final de la etapa Armstrong había caído al quinto lugar de la general, poniendo en duda su presencia en el podio.

Finalmente, después de la prueba contrarreloj individual, la clasificación general quedó con Alberto Contador a la cabeza, en el segundo lugar Andy Schleck y tercero Lance Armstrong, manteniéndose incambiada hasta Paris. 

Podio Tour de Francia 2009. Alberto Contador y Lance Armstrong. Fuente Ciclismo Internacional

La temporada siguiente, y siempre bajo las órdenes de Bruyneel, Armstrong corrió en el equipo RadioShack con bandera estadounidense. Su performance en el Tour fue magra, obteniendo un vigesimotercer lugar en la general. Pero durante ese año 2010, las cosas para Armstrong empezarían a ir muy mal debajo de la bicicleta.

Para la temporada 2009, Floyd Landis, después de cumplir su sanción por uso indebido de testosterona, habló con Johan Bruyneel con la intención de integrar las filas del equipo Astana, pero recibió la negativa del técnico belga. La excusa que recibió fue la de su manchada reputación, e irónicamente, se le explicó que no lo tomarían en cuenta porque el equipo debía estar integrado por ciclistas con un historial intachable. Esta burla generó que Landis redactara varios correos electrónicos a diferentes instituciones deportivas y patrocinadores, detallando las maniobras de dopaje en las que involucraba a los deportistas, técnicos y la estructura del US Postal Service.

Jeff Novitzky, miembro de la Agencia de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, tomó el caso y comenzó a investigar las denuncias realizadas por Landis. No solo se trataba de las trampas realizadas por los integrantes del equipo; además la investigación involucraba a la empresa federal US Postal por tráfico de sustancias prohibidas.

Jeff Novitzky. Fuente Yahoo sports

En febrero de 2012 se archivó la causa federal, pero en su lugar, el jefe de la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos), Travis Tygart, retomó las indagatorias. Este se contactó con Tyler Hamilton, George Hincapie, Levi Leipheimer y otros diez excompañeros de Armstrong que testificaron en contra del antiguo líder del equipo.

En octubre de 2012 la USADA publicó un informe categórico titulado "El mundo secreto de Armstrong": la UCI confirma la sanción el 22 del mismo mes y le retiró los 7 Tour de Francia, prohibiéndole a él y a Johan Bryuneel participar activamente del deporte profesional de por vida.

Una vez conocida la sanción, Armstrong dimitió de la presidencia de Livestrong, cayeron los contratos con sus patrocinadores y finalmente en enero de 2013, ante cámaras en una entrevista con Oprah Winfrey, confesó el uso de sustancias y transfusiones de sangre durante su carrera deportiva. Además, explicó cómo funcionaba la logística con "Motoman", su manera de proceder con quienes lo denunciaban y la forma en que ponía a rodar su maquinaria de poder para humillar, hostigar y amedrentar con contrademandas. 

Armstrong en entrevista con Oprah. Enero 2013. Fuente Oprah.com

Durante la entrevista, Armstrong negó haber usado sustancias en el año de su regreso; para entonces ya funcionaba el pasaporte biológico y se había convertido en el favorito de "los vampiros". Al mes de junio, poco antes del comienzo del tour, llevaba 32 visitas por parte de las distintas agencias antidopajes. En el documental The Armstrong Lie dirigida por Alex Gibney, se registra en dos ocasiones y con menos de 24 horas de diferencia, la llegada a su domicilio en Austin de dos equipos de "vampiros".

Si bien la sanción de la UCI borró de su historial sus logros deportivos desde el año 1998 hasta su retiro, Armstrong siguió negando el consumo de sustancias en ese tour del año 2009. Sin embargo, las sospechas continuaron. Muestras de su hematocrito señalaban que existían niveles muy altos de glóbulos rojos hacia los días finales de la competencia. Por tratarse de un evento exigente de tres semanas, en donde la fatiga y el estrés reducían sensiblemente este componente sanguíneo, las muestras analizadas daban cuenta de una posible transfusión de sangre promediando la carrera.

También se pudo constatar una relación clandestina con el Dr. Michele Ferrari. El enlace fue a través de una cuenta de correo electrónico de Stefano Ferrari, hijo del doctor, que se comunicaba con el ciclista con el seudónimo "Schumi".

Ferrari sugirió que el texano entrenara en altura. El entrenamiento y concentración a más de dos mil metros por encima del nivel del mar aumenta la cantidad de glóbulos rojos en sangre, generando de forma natural un efecto similar al consumo de EPO. Este asesoramiento produjo una mejora del 10% en su rendimiento después de participar del Giro de Italia. La policía pudo confirmar esta relación de Armstrong con Ferrari al descubrir los pagos en distintas transferencias bancarias. 

El Gobierno Federal de Estados Unidos y Floyd Landis demandaron a Armstrong por 100 millones de dólares; la sentencia finalmente se redujo a 5 millones. Uno de los argumentos presentados por la defensa fue que gracias a Armstrong el US Postal Service se benefició económicamente durante los años que patrocinaron al equipo de ciclismo. 

En los distintos capítulos de Historias Olímpicas se puso el foco en el contexto político, histórico y social en relación a los Juegos Olímpicos. A modo de ejemplo se puede mencionar la lucha por la imposición de un sistema sobre el otro, como ocurría en tiempos de la Guerra Fría entre soviéticos y estadounidenses. O cómo los nazis se sirvieron de los Juegos de Berlín 1936 para desarrollar su maquinaria propagandística. El dopaje no fue ajeno a esto y se vio en políticas de Estado, como fueron las tramas de Sochi en el 2014 o la RDA en las décadas del 70 y 80.

El caso de Lance Armstrong fue paradigmático. La narrativa épica de un héroe que supuso sobreponerse al cáncer, regresar al ciclismo y ganar en siete ocasiones la competencia más dura del deporte. Además del hito deportivo, representó la esperanza e inspiración de multitudes, un embajador de la lucha contra el cáncer, una máquina de generarle dinero a la UCI y las marcas patrocinadores. El lado B: un villano que destrozó la vida de colegas; un déspota que no dudó en humillar y hostigar a rivales y detractores.    

George Hincapie en The Arsmtrong Lie, en relación a la necesidad del uso de sustancias dopantes para permanecer en la élite del ciclismo, dijo: "No queríamos cambiar el sistema, queríamos ser parte de él".

Esta cita permite reflexionar sobre diferentes componentes que hacen parte del deporte de alto rendimiento. Sin ánimos de caer en la grosería de pretender un análisis profundo en apenas unas líneas, hay preguntas que permiten (o quizás obligan) a dedicarle algo más de tiempo a pensar sobre cuestiones en las que se relacionan el éxito o el fracaso, la diferencia entre la gloria eterna o el olvido. Atletas que se vuelven dioses o se transforman en diablos de acuerdo a la circunstancia. Tras bambalinas, se cuecen intereses de orden político, se manejan cifras obscenas y, sin embargo, continuamos asistiendo a la gran fiesta del deporte.

 

MATÍAS MATEUS

Escritor

 

Imagen de portada: fuente, diario AS


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2022-09-15T14:33:00